Resulta difícil que alguna expresión mediática con fines de entretenimiento contribuya a algún enriquecimiento cultural de los pueblos. El cine, una de las más grandes expresiones mediáticas del presente, ha contribuido a tergiversar las manifestaciones culturales ajenas a Hollywood y sus grandes socios.
En México, desde hace décadas, los esfuerzos de la mercadotecnia norteamericana nos han impuesto una celebración intrusa en nuestros pueblos originales y también en nuestra idiosincrasia. Definida esta con el sincretismo resultado del cristianismo impuesto por los españoles conquistadores y el sistema de creencias de las culturas prehispánicas
Halloween, que se muestra como una fiesta comercial y con tintes ampliamente cinematográficos, es una celebración de origen celta, significaba el fin del verano, se sacrificaban animales que no podían mantenerse en el invierno, era el fin de las cosechas y los espíritus volvían a visitar a los mortales, quizá lo último es la única coincidencia que como tradición se tenga con esta festividad.
En México, honrar y celebrar a los muertos es una herencia prehispánica. Las flores como el cempasúchil, las calaveras de azúcar y el pan de muerto, son elementos que los mexicas incluían en sus ofrendas a los muertos. Aunque antes de la llegada de los conquistadores, en lugar del cempasúchil usaban una flor amarilla llamada tonalxoxhilt, en lugar de calaveras de azúcar eran cráneos de cadáveres reales y el pan de muerto que sustituye al Tzompantli (altar donde eran colocados cráneos humanos sanguinolentos estacados, como ofrenda a los dioses); de ahí el adorno del pan con canillas que representan huesos y esferas a modo de cráneos.
Por cierto, la figura de La Catrina, no representa en su origen alguna conexión con la celebración del Día de Muertos. En el presente, es, de forma errónea un ícono de estas fiestas, pero su autor, el grabador José Guadalupe Posada, la bautizó como Calavera Garbancera, como burla hacia los nuevos ricos de principios del siglo XX. Después, en los años 40, Diego Rivera, la retomaría y la renombraba como La Catrina.
Todo lo anterior nada tiene que ver con el gran desfile del Día de Muertos que desde hace unos pocos años se realiza en la Ciudad de México. Este es un legado de la película 007: Spectre (2015); que muestra en su inicio a James Bond, encarnado por Daniel Craig, abriéndose paso entre la gente que compone un desfile de calaveras y catrinas. A partir de su estreno, se han multiplicado desfiles similares en territorio nacional, siendo el más grande el de la capital del país.
La popular película Coco, de Pixar, se apropió de algunas de las tradiciones populares mexicanas en la celebración del Día de Muertos, para llevar a la pantalla un conmovedor relato que cautivó a millones de espectadores, fusionando fiestas mortuorias de distintas partes de México.
No permitamos que el cine u otra representación mediática con fines de entretenimiento obstruyan las auténticas tradiciones de nuestro país. Ni Halloween, ni La Catrina ni Coco, son parte de una verdadera tradición mexicana para el Día de Muertos.
