Cada vez que me alejo el universo se encarga de que me acuerde más de ti, y es que a cada paso que doy desde el despertar hasta el dormir y en sueños, veo, escucho, huelo o siento algo que me recuerda tu existir.
Hace ya algunos años que comencé a decir la frase de que la vida te dice las cosas, te avisa, te previene y que si no haces caso, subirá la voz, te gritara y terminara por darte una lección muy dolorosa, hasta que aprendas, desde ese momento tenía claro que el universo está en constante comunicación, ya sea de manera sutil o tajante, díganme cuantos de nosotros no jugamos en la mente a realizar acertijos pidiendo señales, como cuando dices si pasa esto o logro aquello entonces significa que&, e incluso si no resulta como lo queremos nos damos otra oportunidad, corriendo el riesgo de auto engañarnos por el momento de esperanza o felicidad que causa la posible respuesta, como pidiendo anuencia para los actos que sin duda alguna queremos realizar, o que deseamos con todas nuestras fuerzas se vuelvan realidad.
Existe una frase que me gusta mucho que dice: “Se encontró con su propio destino por el camino que escogió para evitarlo”,
Y es que también en ocasiones una voz dentro de nosotros nos advierte segundos antes de que pase algo, como por ejemplo un sinfín de anécdotas que todos tenemos como el recibir la llamada de alguien en quien pensamos en ese momento, el soñar con alguien que no has visto en meses y encontrarlo.
La pregunta real es porqué de esas señales, qué estamos haciendo o dejando de hacer para que se nos presenten de manera tan repetitiva, a forma de sincronía, de coincidencias de deja vus, me gusta actuar a partir del pensamiento de que todo es por algo, que si bien nuestras decisiones y nuestras acciones trazan el camino de nuestra vida, y que preferimos darle la razón a la lógica por encima de la intuición, todo tiene un porque y en este momento estoy escuchando la voz de una amiga que me dice muy seguido, deja de preguntarte todo, tal vez ella tenga la razón pero sigo pensando que estoy inmersa en un círculo cuya constante me lleva al mismo pensamiento, a la misma persona, a las mismas preguntas.
Y es que podríamos ahondar más en el tema de la sincronía de sucesos, mencionarles un número impresionante de anécdotas, de canciones (música sincrónica), de películas, de números, animales, nombres, olores, sabores, palabras, y al final la pregunta sería la misma, para qué, porqué, haré algo al respecto, y es que de nada sirve tener una vida llena de señales si al final la decisión de acción no se lleva a cabo, tal vez no deba de preocuparme estoy segura que todo lo que tiene que pasar pasará, cuando tenga que pasar, aún en contra de mí, no podemos olvidar la teoría del caos que realmente admiro donde una serie de sucesos te llevan a una meta cuyo resultado sería diferente con un solo segundo de diferencia, y es que no estamos hablando de magia si no de fe, de hechos, de señales del inconsciente, ahí está la respuesta, adentro de nosotros mismos, manifiestas por intuición, por instintos, corazonadas, y las señales que percibimos son la muestra de que nos hacemos más conscientes de nosotros, solo necesitamos creer en lo que nos dicta el inconsciente, aprender a interpretar, no estamos ajenos a las equivocaciones, al engaño, existe una delgada línea que a veces no sabemos distinguir, si lo que veo lo relaciono con el pensamiento que tengo todo el tiempo en mi cabeza encontrando similitudes en todo o ese pensamiento está realmente manifestándose en todo para proporcionarme una respuesta, si soy yo quien me esfuerzo porque todo tenga que ver con lo que quiero y manipulo las circunstancias de mi vida, o en cada cosa encuentro la respuesta a lo que quiero.
Al puro estilo de Carl Jung estoy en una constante búsqueda por el significado de la sincronicidad que me ayude a definir los sucesos vinculados al sentido acausal que una la física con la psicología, la relación entre lo que deseamos y lo que tenemos, uniendo los sucesos externos e internos dando sentido al porqué de las cosas.
Se ha demostrado que el estrés, la dopamina y los eventos especialmente emocionales nos acercan al pensamiento mágico, mismo que está relacionado con el placer, por lo que es fácil deducir que el cerebro tiene la respuesta y que aquello que llamamos señales no es otra cosa que la expresión del subconsciente mostrando patrones para resolver incógnitas constantes, el exceso de ambos (pensamiento mágico y el escepticismo) son malos pues uno nos aleja de la realidad mientras que otro nos estanca en monotonía anhedonia.
Existe una película llamada Serendipity que habla al respecto y de la cual tomaré unas palabras: – Durante los últimos días de su vida revelo una parte desconocida de su mente, en la búsqueda de su alma gemela, incluso ante la derrota seguía aferrado a la creencia de que la vida no es meramente una serie de accidentes sin sentido, sino más bien un tapiz de acontecimientos que culminan con un plan exquisito y sublime, al final concluyó que para poder vivir en armonía con el universo, todos debemos poseer una poderosa fe en lo que los antiguos llamaban fatum lo que comúnmente calificamos como destino.
