Pocos países han capitalizado de manera tan precaria su historia en la búsqueda de un ideal nacionalista colectivo. México es uno de estos países. Nunca, ningún sistema de gobierno, trató de incentivar un sentimiento hacia el nacionalismo de los mexicanos.
En la era contemporánea, han existido diversas herramientas que permitieron a diversos regímenes en el mundo, proponer y dar pertinencia a un importante ideal nacionalista. El más claro ejemplo en occidente es Estados Unidos, que en el siglo XX, aprovechó de manera extraordinaria el principal vehículo de comunicación masiva, el cine.
Estados Unidos en todas sus épocas de producción, ha dado títulos que refuerzan el sentir patriótico de su pueblo. Películas como “Al redoblar los tambores” (Drums Along the Mohawk), cinta de 1939, obra del extraordinario director John Ford; hasta “El Patriota” (The Patriot), del año 2000, dirigida por el maestro de la acción Roland Emmerich, protagonizada por Mel Gibson.
Esas películas por el lado histórico, pero basta hacer un breve repaso de la filmografía norteamericana durante la Guerra Fría, es decir, la mayor parte de la segunda mitad del siglo XX, para percibir el reiterado discurso nacionalista y patriótico en cada producción, en cada historia.
El caso de México es diferente, a pesar de haber tenido una extraordinaria industria fílmica a mediados del siglo pasado, se produjeron muy pocas películas de contenido histórico. Son muy pocas los filmes que en la historia del cine mexicano han tratado temas como la Independencia o sus personajes.
Los casos más recientes fueron un par de grandes producciones realizadas a propósito del Bicentenario de la Independencia de México. “Hidalgo. La historia jamás contada”; producción del 2010, dirigida por Antonio Serrano, plantea a un Miguel Hidalgo audaz y liberal, dejando de lado cualquier apego nacionalista o patriótico. Mismo caso de “Morelos”; película del 2012, también dirigida por Serrano.
En los tiempos del cine silente, hay vestigios de una producción de 1907, realizada por Felipe de Jesús Haro, “El Grito de Dolores”. Ya en la época sonora se produjo en 1934 una épica cinta, “¡Viva México! (El Grito de Dolores)”, del director Miguel Contreras Torres. Y ya en la época de oro, aparece un clásico, “La Virgen que forjó una patria”, de Julio Bracho.
A la industria del cine mexicano, le vendría bien apostar por películas de corte histórico. Es momento de que el sistema de gobierno actual, refuerce a través del cine, la presencia de los personajes que hicieron patria, presencia que debe ir más allá de la cara en los billetes.
