Está de moda ser sustentable. No popotes, no bolsas del súper, no platos de unicel. Compramos esa oleada fashion que propone tomar conciencia sobre el efecto irreversible que hemos causado a la Madre Tierra; siempre y cuando traiga marca, distintivo y los demás puedan reconocer nuestro estilo ecofriendly. Todo un greenwashing ciudadano.

Llevamos décadas enseñando en aulas y panfletos cómo cuidar el medio ambiente, sin resultado. En números reales: 8 millones de residuos de cigarro por minuto; 87 mil toneladas de plástico en el mar; el acelerado deshielo del 40% de los glaciares, calificado por la NASA como irreversible; en 2017 desaparecieron más de 15 millones de hectáreas de árboles, equivalente a 40 campos de fútbol cada minuto& Y con las predicciones desalentadoras de organismos internacionales podemos inferir que salvar al planeta es posible sólo si no estamos en él.

En primer lugar, y antes de separar la basura en orgánica e inorgánica, es indispensable sembrar un pensamiento radical: ¿Cuántas vidas costará tu estilo de vida actual?

No es suficiente con cerrar el grifo. La ropa que usas, el jabón con el que te bañas, el maquillaje que ocupas, la tienda donde compras, el restaurante donde comes, la empresa de paquetería& ¿Tienen procesos sustentables? Porque jugar al green style, como consumidor o empresa, te coloca en el mundo de los likes mientras apuntas a la cabeza de un niño que en 2050 te pedirá que jales el gatillo.

Como líderes tenemos el compromiso de inspirar a otros a vivir empapados de una filosofía genuina y un conjunto de soluciones duplicables, que transformen nuestros hábitos, nuestro nivel de consciencia y, mejor aún, nuestra visión empresarial y no sólo la manera de tomar un smoothie cuando vamos al café.

Resulta inminente elegir marcas comprometidas con generar un impacto positivo, lo que nos ayudaría a alcanzar un consumo responsable que en el corto plazo obligue a las empresas a modificar sus procesos, reducir sus emisiones de carbono, disminuir el uso de plásticos, invertir en energías renovables, erradicar pruebas en animales, calcular su huella hídrica, generar sistemas de repuestos, reciclar y reutilizar& además de ganar dinero.

Como humanos, que cohabitamos en este espacio prestado, nos toca desechar esa visión etnocéntrica que nos coloca por encima de otras formas de vida y pareciera legitimar nuestro “derecho” de acabar con todo lo que está “puesto a nuestra disposición”.

Es momento de asumir que no podemos comprometer los recursos naturales para las próximas generaciones. Que cada decisión que hoy tomemos, tiene ya el camino trazado hacia un futuro muy cercano. Se nos está acabando el tiempo. Se nos está acabando el mundo. Quizá ya jalamos todos el gatillo y sólo estamos esperando que caiga la lluvia de balas.

Evento imprescindible:

Eco Forum 2019

Miércoles 21 de agosto, 10:00 a.m.

Plaza Qubika.

Entrada gratuita

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