Tuvieron que pasar cuando menos 10 años de guerras internas y ríos de sangre, para que se consumara la revolución mexicana.

El lema y objetivo de este movimiento social, tuvo su origen en la permanencia en el poder de un pequeño selecto grupo de políticos y familias, que se reeligieron en distintos cargos de elección popular.

Parecía que había que mantener el poder, sin importar el precio que tuvieran que pagar los mexicanos, lo que motivó que la sociedad exigiera el “sufragio efectivo

y no a la reelección”.

Desde 1917, se procuró instaurar un régimen democrático, sin embargo la transición no fue sencilla y conllevó innumerables batallas intestinas entre quienes habían fraguado una revolución.

Posteriormente, un partido político mantuvo el control, hasta que la globalización y la comunicación hizo reaccionar a los sistemas sociales, económicos y políticos.

En el año 2000 sucedía lo nunca antes visto en 80 años, un partido distinto llegaba al poder.

A partir de esta fecha, muchos supusimos que tendríamos una sociedad crítica y que sería más difícil a los grupos políticos, a través de los partidos, eternizarse en el poder.

Hubo y siguen aún en proceso, diversas reformas para garantizar un régimen en el que no sólo voten todos, sino que sean representados todos los sectores sociales y la alternancia permita mayor competitividad.

En algunas entidades, como Hidalgo, no sólo se buscó el empate de elecciones locales, sino prolongar el mandato de los gobiernos municipales (Ayuntamientos) por 4 años para evitar la tentación de la reelección de esta clase de autoridades.

La lógica básica nos decía que, con la reelección, tendríamos munícipes en campaña tres años, en lugar de gobernantes, pues su interés mayor sería ganar la confianza popular, no necesariamente con trabajo ejemplar, sino a través de acciones clientelares.

Así, el motivo de esta reforma entró en vigor, siendo sostenida y respetada por el Instituto Estatal Electoral.

En varios municipios, llegaron, apenas hace tres años, literal, familias completas a los gobiernos municipales; Presidentes Municipales rodeados de regidores que entre ellos, tienen lazos consanguíneos y civiles y en otros tantos casos, según la voz popular, las novias y amantes de políticos.

Regidores y Síndicos que están en este momento en el poder, e inclusive un Presidente Municipal de un Ayuntamiento alejado de la capital Hidalguense, promovieron juicios ante un Tribunal Estatal Electoral con Magistrados preparados, pero con decisiones risibles.

La resolución de tribunal en comento, fue increíble, pues transformaron de un plumazo la democracia a una oligarquía, al permitir que los miembros de un cabildo (Presidente, Síndicos y Regidores) puedan reelegirse en el gobierno municipal, pero “con distinto cargo”.

Con esto, sólo se pasarán la estafeta entre familias, novios y amantes, mientras “el pueblo sabio” no sé de cuenta de estas filiaciones.

Una vez más, el poder judicial se convierte en legislativo y bajo intereses que ni siquiera se justifican en la legalidad, abren la puerta a los cacicazgos que por décadas dañaron al país y hoy, creímos habían sido desterrados para siempre.

Más allá de los partidos políticos, están las familias y los nombres de siempre, que tendrán mayor oportunidad para detentar, a toda costa, el poder por los siglos de los siglos.

 

Por hoy me despido, esperando tus comentarios.

Hasta la próxima.

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