Hasta el día de hoy, no entendía a las personas que me decían que estaban cansadas de todo y de nada, que se encerraban en su casa, en su cuarto, su cama, su sueño; en ocasiones mi respuesta hacia estas actitudes, era la frase, algo trillada, que dice más o menos así: “Ya habrá tiempo para descansar cuando muera&”

Con el paso de los años y en repetidas ocasiones, escuche que me decían: ¿No te cansas?, tú que tienes tanta energía ¿cómo le haces?; a lo que no tenía respuesta, siempre encontraba el pretexto perfecto para no dejarme afectar por la rutina y el cansancio, amor, pasión, actitud, agradecimiento e incluso obligación.

Peter Pan necesitaba pensamientos felices para poder volar y Harry Potter el pensamiento más alegre, para poder proyectar su encantamiento, Patronus, entonces, ¿cómo explicar al mundo, en donde está ubicada la pila para poderse levantar día con día? ¿Dónde se ubica la energía, que combate, de manera certera, la falta de fuerza, física, intelectual y emocional?

Incontables veces, he conversado con personas que afirman, (y no pongo en duda), el cansancio por su vida, su relación, su familia, su trabajo,  personas, que a gritos piden, que un cambio llegue y mágicamente transforme, su malestar, en ganas de vivir y disfrutar; personas que en el mejor de los casos, llenan su vida de momentos felices, pero no de felicidad, que disfrutan a medias o se conforman, como por ejemplo, estar cansados cuando el día les presenta un sinfín de posibilidades, ya sea un día soleado, lleno de energía universal o nublado de melancolía introspectiva… Están vivos, respiran, además, tienen y están rodeados de oportunidades, con o sin familia, con o sin pareja, con o sin trabajo, con o sin, es lo de menos, lo importante es que están vivos.

Ante la eminente derrota de poder explicar esto, sin parecer libro de autoayuda, apareció en mis manos la  carta que Einstein, de manera poética, escribe a su hija Lieserl, donde le dice que, el amor es la fuerza universal, que incluye y gobierna, explicando y dando sentido a la vida.

Entonces, todos tenemos en nuestras manos, el poder de levantarnos por amor, curarnos por amor, encontrar sentido por amor.

El amor nos llevará a la pasión, nos hará soñar, imaginar, crear; independientes a los factores externos, nuestro amor, tendrá la capacidad de modificar, restaurar y sanar.

En el amor, yace el sentido lógico del destino, sobreponiéndose a cada fuerza conocida y dominada por el hombre.

Como todo ser humano, estamos expuestos a perder el camino, el motivo, la inspiración, las ganas, la ilusión; todos en algún momento, hemos sido testigos fieles, de sentirnos derrumbados e incompletos y en muchas ocasiones, ante ese sentimiento, dejamos caer nuestro cuerpo al vacío, como bola de nieve, en donde sin tropiezos  cometemos un sinfín de desatinos, que complican más la situación. 

¿Quién puede frenar mi caída? ¿Quién puede estirar su mano con la fortaleza necesaria, para recordarme lo que es el amor?

Con un poco de suerte, el amanecer traerá consigo, el recuerdo de que el amor vive en nosotros y nos alimenta, que el cansancio, no es más que un pasajero momentáneo, en el que no se ve con claridad.

A cada ser humano, la vida le da la posibilidad de probarse, crecerse, aprender o sucumbir y caer, eso es la elección que cada quien debemos tomar, todos los días por el resto de nuestras vidas.

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