La mayoría de los padres de familia vivimos preocupados por saber cuál es la forma ideal de educar a nuestros hijos, que reglas poner, que hábitos crear, que obligaciones son acorde a su edad, como consentir sin mal educar, cuando premiar, cuando castigar& en fin.
Pero ¿por dónde comenzar?
El adulto eres tú, el ejemplo eres tú, así que empezaremos por nosotros mismos.
Es importante identificar nuestros comportamientos de adultos y los propios de la edad de nuestros hijos. Muchas veces eso que no nos gusta de nuestros niños no es más que un reflejo de nuestras acciones.
Analicemos algunos puntos importantes:
Los gritos: en la media de que nosotros gritamos nuestros hijos pensarán que ese es el volumen adecuado para mantener una “conversación”, dirígete a ellos como te gustaría que te hablarán a ti.
La búsqueda de atención: nuestros pequeños buscarán todo el tiempo que hagas caso de sus nuevos trucos, de algo que descubrieron, de una canción que aprendieron, del rompecabezas que armaron, si no les prestamos la atención que ellos quieren seguramente buscarán la forma de hacer más y más cosas para atraparte, esto puede resultar que consideres que son demasiado demandantes y también en que ellos no presten atención a las indicaciones que tú les das. Por lo tanto te recomiendo que ocupes unos minutos al día para que ellos sientan que tienen completamente tu atención y seguramente tu tendrás la de ellos.
El respeto: este punto es básico en ambos sentidos, aunque te enfades jamás faltes al respeto, veras que ellos a pesar de que crezcan tampoco te lo faltarán.
La paciencia: recuerda que tus hijos hacen cosas de niños y todo aprendizaje lleva un tiempo, nadie nace sabiendo hacer las cosas. En la medida que seas paciente ellos sentirán más confianza para descubrir el mundo junto a ti, no permitas que sientan miedo de preguntarte como hacer las cosas, ya que al paso del tiempo ellos buscarán aprender lejos de ti.
También se paciente contigo mismo, nadie nos enseña a ser padres, hay momentos que nos exigimos mucho, cuando sientas que no puedes más haz una pausa.
La independencia: permíteles opinar, decidir, confiar en ellos y en lo que les gusta y lo que no, analiza si a ti te gusta que todo lo decidan por ti, si es verdad que tú eres su guía de vida, pero dales la oportunidad de sentir que ellos pueden y no por favor no hagas cosas que ellos pueden hacer.
Cuida tus palabras delante de ellos: eso que te molesta o que criticas puede ser que lo tengas, como se dice coloquialmente “lo que te choca, te checa”, si no lo quieres corregido y aumentado se cuidadoso con lo que platicas frente a ellos.
Demostraciones de amor: esta es la base del óptimo desarrollo de nuestros niños, ellos nos necesitan y nosotros a ellos, el amor nunca hace daño. Así que jamás dudes en hacerlos sentir muy amados y correspondidos en el amor que ellos nos expresan.
Disfruta al máximo la maternidad y la paternidad en cada etapa de nuestros hijos.
