Son más de 11 años que comencé un proceso personal de APRENDIZAJE en el que, de forma súbita, la vida me tuvo que colgar de cabeza, zarandearme y darme un par de putazos para abrir los ojos.
Fue un despertar doloroso, “un terremoto” con todo y sus réplicas que me colapsó interna y externamente; pensé, en algún momento, que era mejor morir que seguir viviendo. Para mi suerte no morí.
Aunque estuve cerca de la muerte& y sí, logré ver esa luz blanca al final de un túnel, deslumbrante, relajante, me jalaba y difuminaba los sonidos terrenales que aún percibía de la ambulancia en la que me trasladaban de urgencia a un hospital.
Algo hizo que me regresaran a este mundo. Aún no sé quién o quiénes fueron. Me quedó claro que no era momento de dejar esta realidad. Esa experiencia dejó una cicatriz de 17 centímetros, en forma de Z, en mi antebrazo derecho y una lección de vida.
Estoy consciente que si me apendejo me vuelvo a dormir& porque dormir es fácil, lo difícil es despertar. Hoy quiero compartir, desde esta vivencia íntima una lección en la que el dolor se hace presente solo para que prestes atención a la lección y comprendas que ante ti, hay una puerta que deberás cruzar con tu Fuerza Interior.
A mí me ha costado años interiorizarlo. Si te sirven, ocúpala y, si no simplemente ignórala.
¿QUÉ CAUSÓ TODO ESTO?
Interpretaba mi realidad desde el miedo, la tristeza, la frustración y el dolor. No era consciente que desde esas perspectivas nada transformaba, pues, si no hacía consciente esa oscuridad no podía trascender esas experiencias. También hay plazos, y es por eso que la vida te despierta de un chingadazo, como me pasó.
Aquellos que se victimizan perpetúan el dolor, pues la victimización es un estado emocional que genera más dolor, ante lo cual el cuerpo se vuelve ADICTO para sostener LOS CIRCULOS VICIOSOS.
Muchos piensan que el dolor es algo que hay que evitar. Está ahí, en tu realidad para que prestes atención a la lección y transformes esas formas de reaccionar o hacer las cosas. Detrás de ellas está TU maestría.
Únicamente aquellos que se atreven a tomar la responsabilidad por cuanto ocurre en su vida se permiten crear una nueva realidad. Así la vida no tiene el por qué despertarte a putazos, pues, hay libre albedrio para hacerlo.
AHORA PREGUNTATE
Observa tu realidad y sobre todo, observa aquello que te genera dolor o incomodidad. Al hacerlo, pregúntate: “¿qué clase de transformación produce esto en mí?” La vida te mostrará el propósito de cada experiencia.
Al preguntar “cuál es la intención”, la transformación se manifestará, algo que nunca hay que olvidar.
Y sí, sufrimos porque nos aferramos, porque queremos que la vida se amolde a las formas de ser y de actuar, cuando en realidad la vida está ahí desafiándolos a ser creadores creativos, constantes y capaces de transformarnos de la misma manera que el universo lo hace.
GRACIAS
