Al terminar una entrevista con el secretario de Turismo de Hidalgo, el director de comunicación social de esa dependencia, Eduardo Gómez Mora, me dijo: “y si va mi jefe a tu redacción para que lo entrevisten”.

En aquel entonces, Am Hidalgo tenía semanas, acaso un mes, de haber iniciado publicaciones en versión digital. Por ello dije que sí, para ser sincero, no muy convencido de que un secretario de estado se animara a visitar nuestras instalaciones recién inauguradas.

Pero lo hizo. El día y la hora convenidos, incluso cinco minutos antes, Eduardo Gómez Mora me mandó un mensaje vía WhatsApp: “Ya estamos afuera”. En efecto, el secretario con su equipo esperaban sobre la calle Revolución.

Después de la entrevista, que fue sobre carencias en pueblos mágicos y cómo la inseguridad afecta la afluencia turística en Hidalgo, y luego de las felicitaciones por iniciar un medio de comunicación digital y los deseos de mucho éxito, el secretario y su jefe de prensa se despidieron muy sonrientes.

A Eduardo Gómez Mora lo conocí cuando yo empezaba a trabajar en periódicos, hace doce años, por lo regular coincidíamos en manifestaciones y entrevistas de líderes campesinos que protestaban, en ese entonces y también ahora, en la plaza Juárez. Las marchas que nunca faltan en las calles de Pachuca.

Me decía “Don Víctor Valera” y me daba consejos sobre a quién debía de entrevistar en determinado tema, me pasaba números de contactos de fuentes que yo en esos años, y actualmente, poco conocía.

Si no me falla la memoria, espero que no, en esos tiempos Eduardo Gómez Mora reporteaba para la radio universitaria y era común encontrarlo en conferencias de prensa y cubriendo eventos, donde comencé a conocerlo.

Después, emprendió otros proyectos y yo seguí trabajando en periódicos, pero cuando nos encontrábamos, el licenciado en comunicación por la UNAM siempre me saludaba con su sonrisa característica y un apretón de manos.

La última vez que lo vi fue en el desfile de los carnavales, a principios de este año. Afinaba los últimos detalles del evento que tiene como punto de reunión la plaza Juárez de Pachuca, iba con prisa, aunque le dio tiempo de decir “el buen Víctor Valera” y preguntar cómo iba Am Hidalgo.

Ese día lo recuerdo delgado, moreno, el cabello corto, crespo y negro, quizá portaba una traje o tal vez un chaleco café claro porque hacía calor y así se sentía más cómodo. Estaba en su punto, como siempre, disfrutaba y amaba su trabajo.

De haber sabido que era la última vez que lo vería con vida, y no como ahora veo sus fotos que acompañan la fúnebre noticia de su repentina muerte, su nombre en las esquelas, le habría preguntado cualquier cosa para conservar su presencia en este recuerdo que ahora ya no sirve de nada. Pero no lo hice.

Su partida recuerda lo corta y pasajera que puede ser la vida, pero, sobre todo, lo efímero del periodismo. Hoy tenemos nombre y lugar, y mañana nos toca enfrentar lo cotidiano que nos aplasta hasta desaparecernos. ¿Cómo nos recordarán cuando no seamos más que una ausencia?

De algo estoy seguro, a Eduardo Gómez Mora lo recordarán como un excelente profesional y un gran ser humano.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *