He dejado pasar los días, después del anuncio, con bombo y platillo, que hiciere la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, respecto del congelamiento, en un inicio, de 224 cuentas bancarias a la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).
 
Lo anterior, con el fin de que las partes involucradas, fueren, poco a poco, dando luz a la opinión pública y evitar emitir comentarios poco afortunados, respecto de un problema que debe ser de interés general.
 
Por un lado (el del gobierno federal), hemos sido testigos de acusaciones de alto impacto, en donde se involucran delitos que, en conjunto, son parte del clima de inseguridad que vive México, es decir, delitos graves que hace uno imaginar las mafias más oscuras y amenazantes.
 
Por otro, el de la UAEH, divididos entre las expresiones de su Rector y el Presidente de su Patronato, que se quejan de falta de legalidad en los procedimientos e inclusive expresiones que presumen mucha seguridad, o el intento para no demostrar desesperación, al grado de manifestar que si tienen tanto dinero es por su gran capacidad.
 
Llama poderosamente la atención que ningún otra Universidad pública del país, incluidas aquellas con mayor presupuesto, logros académicos y científicos, no han movilizado dinero público, ya no digo por más de 20 países, sino inclusive en Suiza; lugar que hizo fama de paraíso fiscal en películas y novelas, hoy con una realidad distinta.
 
La explicación primaria que dio la institución educativa, no tiene fundamento legal, sin embargo, es imperante señalar que en este país, un derecho humano universal es el principio de inocencia, que establece que nadie es culpable, hasta que se demuestre lo contrario.
 
Por otra parte, al gobierno federal le asisten facultades para asegurar dinero que se presume de procedencia ilícita, y bajo la premisa de este gobierno de cero tolerancia a la ilegalidad y la corrupción, manda un mensaje público que deja mal parados a quienes administran a nuestra muy querida autónoma del estado.
 
Lo que debe quedar claro, es que hay más de 7,000 trabajadores, de los que estoy seguro, el 99.99% es gente honesta, responsable y de trabajo, que lejos de tener participación en el manejo aparentemente oscuro e ilegal de las finanzas de la institución, son un ejemplo público para la sociedad hidalguense y el ver a su alma mater y fuente de trabajo en riesgo, es para ellos lamentable e indignante.
 
De igual manera, los más de 65,000 estudiantes, son jóvenes con un sueño que a diario lo trabajan y que lejos de interesarles conflictos políticos, legales o de grupo, están interesados por estudiar en una institución educativa de alto nivel y gran reconocimiento.
 
Hoy no hablamos de autonomía, sino de legalidad y valores éticos, por lo que la sociedad académica pedimos a la autoridad federal, esclarezca cuanto antes las acusaciones y la sociedad civil, pedimos a los señalados, se separen temporalmente del cargo para que permitan, en un clima de transparencia, que las investigaciones se realicen, en beneficio de la gran comunidad universitaria de Hidalgo.
 
Hoy, lo que más enriquece a la educación, es la transparencia, honestidad e imparcialidad en sus procesos de administración.
 
Por último, causa desconcierto que algunos investigadores de las ciencias sociales, tanto mexicanos como extranjeros que en las aulas tanto hablaron de apoyar a un proyecto político de nación, hoy se sientan atacados por un sistema al cual impulsaron. Más que nunca, tendrán que definir con claridad su postura, misma que esperamos conocer el resto de la academia.
 
Por hoy me despido, esperando tus comentarios.
 
Hasta la próxima.

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