Las Universidades de México no sólo preparan jóvenes para graduarse y ser los profesionistas del país, sino que realizan investigación en muy diversos temas.
Desafortunadamente, sea por responsabilidad de la propia institución al no contar con proyectos de vinculación reales y sustantivos, o la ignorancia de algunas instituciones, sean públicas o privadas, para acceder a los productos universitarios.
En materia de seguridad, una “herencia maldita” fue la que dejó el ex presidente Felipe Calderón, y cuyos efectos en su batalla contra el narco (plausible el confrontar al crimen organizado, condenable hacerlo sin idea ni estrategia), se agudizan día a día; jamás se ha volteado a la academia para plantear proyectos y soluciones.
Muertes, desapariciones, secuestros y violencia, trajo consigo una mala estrategia y el nulo conocimiento de investigación previa a iniciar acciones en pro de la seguridad pública.
A más de 12 años de haber iniciado la pesadilla, en los primeros 4 meses de la actual administración, se registran ya, más de 13 mil asesinatos, lo que amenaza, lamentablemente, en convertirse en el sexenio más violento de la historia de México.
La culpa no es del actual gobierno, pero si su responsabilidad el atenderlo y darle, de manera paulatina, solución real.
Sorprende, no de ahora, sino de siempre, que los gobiernos poco se apoyan en las Universidades, pues justamente en muchas de estas, se encuentran las disciplinas, que en las distintas áreas del conocimiento confluyen para afrontar los problemas nacionales.
En el tema que aborda la presente columna el día de hoy, se debe realizar trabajo interdisciplinario e interinstitucional, es decir, pueden participar de manera conjunta, especialistas de Universidades distintas, para atender el problema de inseguridad que nos aqueja.
El primer paso es realizar un diagnóstico, para lo cual se deben realizar estudios de campo, encuestas, entrevistas, confrontación de datos oficiales con los ofrecidos por organizaciones no gubernamentales, un mapeo de incidencias y un control estadístico, previa clasificación, de la problemática y su tempralidad.
Indiscutiblemente varias Universidades cuentan con el material humano y el conocimiento técnico para hacer este trabajo diagnóstico.
Contando con estos datos, se debe elaborar un proyecto de prevención, pues conociendo la incidencia delictiva (circunstancias de modo, tiempo y espacio), se puede prevenir a través de programas cibernéticos, posibles hechos delictivos; en otras palabras, lograr una simbiosis entre ciencia, tecnología y seguridad.
Asimismo, y con el uso de nuevas tecnologías (muchas de ellas desarrolladas en las instituciones de educación superior, contar con mecanismos que permitan, en tiempo real, la acción policiaca y social para castigar y sancionar a los delincuentes.
No obstante, cuando se realizan acciones, sin los pasos previos aquí citados, el resultado siempre será el desastre, el fomento a la corrupción e inclusive el incremento y empoderamiento de las actividades delictivas; esperemos las Universidades sean parte de la solución y no del problema.
Por hoy me despido, esperando tus comentarios.
Hasta la próxima.
