Para ser reconocido dentro del Sistema Nacional de Investigadores (SIN), los aspirantes deben cubrir múltiples requisitos y presentar diversos trabajos de investigación, que son sometidos a estricto escrutinio de un colectivo de reconocidos académicos e investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT).
 
Este organismo, históricamente, ha sido el encargado de la promoción de acciones para desarrollar los avances científicos y tecnológicos que la modernidad demanda.
 
Un país que deja de apostarle a la investigación, está condenado a un atraso, que en estos tiempos equivale a quedar en el oscurantismo que tanto daño hizo en la edad media.
 
La polémica en la que históricamente se ha visto nuestro país, es por la poca inversión que se ha realizado en esta materia, pues los países más desarrollados procuran asignar recursos superiores al 3% de su Producto Interno Bruto (PIB), mientras México había “subido” en la escala mundial al incrementar hasta el .6% (punto seis por ciento) de su PIB.
 
Sorpresa y molestia causó el que para este 2019, el gobierno federal decidiera reducir la inversión para el CONACYT a una tasa histórica, es decir el mismo presupuesto de hace 20 años.
 
Académicos y científicos que junto con investigadores y personas de letras (escritores, articulistas, autores, entre otros), en su momento dieron su franco y abierto apoyo para el cambio de régimen en México, iniciaron una crítica al “olvido” en el que se dejaba a la Ciencia y a Tecnología.
 
En los últimos días las críticas se recrudecieron, pues se inició la contratación de personas sin el perfil adecuado para prestar sus servicios en el CONACYT; así vimos la contratación de un estudiante de tercer semestre de comunicaciones, una modista y una secretaria ejecutiva, en puestos de primer nivel y con sueldos superiores a los $40,000.00 pesos.
 
La presión fue tal, que dos de ellos ya presentaron dejaron el cargo; sin embargo, y para infortunio de los investigadores, los apoyos a los niños, jóvenes y becarios, sufrió otro duro golpe, pues la olimpiada infantil de matemáticas, por vez primera en diez años no se realizará ante la falta de fondos.
 
De igual manera, se anunció que so pretexto de una “independencia y nacionalización de la ciencia” las becas para jóvenes y académicos al extranjero, se reducirán sustancialmente, en virtud de que según la titular del CONACYT, la Doctora María Elena Álvarez – Buylla, los que acceden a esa clase de becas, pueden aprender “lo mismo” en México.
 
Los programas en donde las empresas privadas se aliaban con las Universidades para desarrollar proyectos científicos y mejoras tecnológicas (Programa de Estímulos a la Innovación PEI), tampoco será apoyado, y para no seguir con el largo listado, sólo recordemos que las cátedras CONACYT, también desaparecen.
 
Entiendo que a muchos mexicanos no les interesarán estos proyectos, pues no les permite recibir dinero directo o no lo ven en una obra pública, sin embargo, el simple hecho de ingresar a las redes sociales y encontrar avances tecnológicos que dan comodidad a su vida, es resultado del trabajo de científicos e investigadores.
 
El dejar de apostarle a la Ciencia y a la Tecnología, no genera la cuarta transformación, sino condena a las mismas, a que terminen siendo de cuarta calidad.
 
Por hoy me despido, esperando tus comentarios.
 
Hasta la próxima.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *