No sólo 30 millones de mexicanos, quizá muchos más clamaban a gritos que México tuviera un rumbo distinto, pues las alzas en la gasolina, los productos básicos, la creciente inseguridad y los escándalos de corrupción, incendiaron la paciencia ciudadana.
La propuesta más votada prometió grandes cambios, apoyos innumerables en educación, adultos mayores, equidad de género, ciencia y tecnología, jóvenes, más empleos, etc.
Grandes cambios para los cuales se requieren grandes sumas de dinero, por lo que se dijo que con austeridad y abatiendo la corrupción, se conseguirían fácilmente las metas.
Los primeros apoyos vinieron de académicos e investigadores, conocedores de los acontecimientos sociales y grandes analistas que apoyaron de manera pública y expresa las propuestas anunciadas.
Sin duda alguna, nuestra nación requería un cambio de 180 grados, pues parecía que el país se perdía en medio de los errores y la corrupción.
Llegó entonces, no sólo el triunfo sino la hora de gobernar, y a partir del primero de diciembre tomar la responsabilidad y trabajar en cumplir lo prometido,
Para sorpresa de todos, las medidas anunciadas empezaron justamente al revés, pues después de anunciar que las Universidades no sufrirían reducciones, sino importantes incrementos, el presupuesto enviado al Congreso contemplaba diversos recortes.
Quienes más habían apoyado, sintieron lo que sucede comúnmente en política, lo que se promete, difícilmente se cumple; afortunadamente para sus intereses, la unidad se hizo presente, presionaron de manera moderada, respetuosa y efectiva, el ejecutivo federal reaccionó y reculó.
El problema es que, para los adultos mayores, la edad para recibir los apoyos subió a 68 años, es decir tres más, las becas para jóvenes estudiantes (más de millón y medio en el país) se reducirán a 300 mil, el presupuesto para la promoción de la defensa de los derechos de las mujeres se redujo en un 50%, con relación al año anterior.
Duro golpe recibió la ciencia y la tecnología, muy ligada a la educación, pues el presupuesto será el equivalente al de hace 10 años, pero en cambio se emitieron bonos de deuda para pagar un segundo aeropuerto, sin la certeza de que técnicamente sea la mejor opción.
Se construirá un tren maya sin estudios de impacto ambiental previos y 100 nuevas Universidades sin haber consolidado aún, más de 150 instituciones de educación superior de carácter público que difícilmente crecerán sin un incremento al presupuesto.
Personalmente estuve en un evento en donde escuché hablar al Presidente López Obrador, y confío firmemente que desea lo mejor para México, sin embargo espero que su equipo afine detalles y los errores no marquen el inicio de una nueva era por la que la mayoría de los mexicanos emitieron su voto.
Por hoy me despido, esperando tus comentarios.
Hasta la próxima.
