Cuando hablamos de pérdidas, no solo me refiero a las que suceden con la muerte de un ser querido, también se pueden presentar como: un cambio de etapa o cuando finaliza un vínculo afectivo, así que habremos de considerar como pérdida a cualquier situación en general que llegue a su fin, y que le tenemos un valor personal, sentimental e, incluso económico.

Todo lo que nos lleve a un proceso de duelo habrá de considerarse como una pérdida. Parece simple, porque el concepto se ha englobado a la creencia de que solo entramos en un duelo cuando se muere un ser amado, pero aquí menciono dos ejemplos de que no siempre es así.

Por el ejemplo: el cambio de la preparatoria a la universidad, nos representa totalmente una pérdida donde se debe dejar atrás al adolescente para convertirnos en adultos que adquieren más responsabilidades. Crecer duele y nos duele crecer.

El segundo ejemplo sería cuando dejamos una relación amistosa o amorosa. Acostumbrarnos a vivir sin la persona en cuestión. El tercer ejemplo es cuando cambiamos de trabajo, pues nos resulta que difícil la adaptación y extrañamos a nuestros compañeros y camaradas. En sí, hay muchísimos ejemplos que generan un proceso de duelo.

El duelo conlleva algunas etapas, que no necesariamente tienen que llevar un orden, estas etapas son: negación, enojo, tristeza, negociación y aceptación.

Las describiré de manera breve:

La negación: es no aceptar que estás pasando por esta situación, no sientes que es real, que se haya terminado o que alguien cercano a ti ya no esté a tu lado.

El enojo o ira: viene a ti como un sentir de frustración. Tratas de encontrar culpables. Sientes rabia, te enojas contigo, con las circunstancias y con el mundo en general y lo canalizas hacia todos los aspectos de tu vida.

La tristeza o depresión: llegan a ti sentimientos acerca de cómo vas a poder vivir sin esa persona, o creas realidades paralelas, que para cuando caes en cuanta de la verdad, te sientes más vacío. Es normal sentir tristeza. Los especialistas dicen que la tristeza en un duelo se supera máximo en un año y, si no es así, necesitarías ir con un psicólogo, psiquiatra, tanatólogo, entre otros.

La negociación: aquí tratamos de revertir las cosas, es un juego emocional donde, incluso, planeamos alguna salvación a dicha sensación de pérdida. Tratamos, precisamente, de negociar que no pase la situación.

Cito que no llevan un orden, pues están basadas en nuestro nivel emocional. Nadie está preparado para perder alguna situación, mucho menos a una persona. Incluso, cuando sabemos que la persona está enferma y lo vivimos a diario, eso no dicta que lo vamos a saber aceptar. Nadie sabe cómo va a reaccionar, pero en algunos casos, las personas resultamos más valientes de lo que pensamos.

Dicen que para las personas que tienen alguna creencia religiosa o espiritual, es más fácil encontrar consuelo, reponerse emocionalmente ante esta situación.

Me gustaría también decirte, sin ser fría, sino totalmente razonable, que lo único seguro que tenemos es la muerte. Por eso, ahora en vida, trata de dar lo mejor de ti, para ti, hacia tus seres queridos, tu familia, amigos, colegas.

Se amable con tu prójimo, trata de disfrutar cada momento como algo especial. En verdad, deja el celular o tus distracciones, concéntrate en el momento que estás pasando. Aquí aplica que la calidad de tiempo es mejor que la cantidad de tiempo. Valora a tus seres queridos vivos y vive profundamente con todos ellos.

Creo que las cosas se hacen en vida, después de la muerte o de la pérdida ya no hay marcha atrás. Si pasas por esta situación, no seas tan duro contigo, no tienes que aparentar que estás bien cuando en el fondo estás destrozado.

Necesitas externar tus sentimientos, miedos, preocupaciones, porque estas crecen tan rápido dentro de ti que te carcomen, dejándote más débil. Así que platícalo con alguien que te pueda orientar, a veces no solo necesitamos escucharnos a nosotros mismos con nuestra misma historia, sino escuchar a otras personas que nos ayuden a ver las cosas desde otra perspectiva, ya que solo así logras exteriorizar.

No te quedes con lo que lloras en silencio, siempre que lo necesites será el mejor momento de pedir ayuda. No lo dejes para cuando ya no puedas más, acude a un especialista, a un representante de la religión que practiques y a los especialistas que te mencione antes.

Recuerda que solo muere una persona si dejas de pensarla, si dejas de recordar lo mejor de ella. Concéntrate en todo lo lindo que pasaron juntos, revive momentos alegres, repítelos constantemente para que no le des espacio a estar continuamente recordando que ya no está, que ya no lo vas a ver, es mejor pensar en los hermosos momentos que pasaste con ellos.

Es importante saber que el tiempo no te quitará el dolor, pero te ayudará a vivir con esta situación, recobrando tu alegría y tus ganas de salir adelante. Recuerda que la mejor forma de honrar la vida de nuestros seres más queridos que ya se adelantaron, siempre será viviendo al máximo.

Quiero cerrar este tema pidiéndote que seas fuerte, que no pierdas la esperanza, que tengas fe, que valores más tu paso por este mundo. Dedico esta columna a mi abuelo Jorge, que sigue viviendo en mi corazón cada vez que lo recuerdo, porque a pesar de tantos años de su partida, lo recuerdo perfectamente, me dio lo mejor como el gran ser humano que fue y el más tierno y protector de los abuelos.

ACLARACIÓN       
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo

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