¡Qué tema¡ uff. Pudiera parecer algo irrelevante o insignificante, pero desde mi punto de vista describe mucho la forma en la que se tomarán las decisiones y las formas de actuar del próximo gobierno de la república.
El primer sobresalto aparece cuando se analiza el mecanismo, la herramienta con la que se realiza dicha consulta. “Es una plataforma digital lanzada por el gobierno electo para escuchar, debatir y participar”. Así la concibieron y así lo informaron a los medios y ciudadanía.
La democracia en este país y la generación de información oficial se ha logrado, podría decir, gracias a dos instituciones que con muchos errores y mecanismos perfectibles se han construido. El INEGI y el INE. Ambos implícitamente son dejados de lado para levantar esta consulta. ¿Al diablo con las instituciones?
La “plataforma” no asegura nada, no tiene garantías, ni en cuanto al manejo de la información ni en cuanto a la estadística y resultados de la misma, es eso, una plataforma, nada más. No es un instituto, no es un organismo, no es nada. Se intentó robustecer con la formación de un consejo asesor que le diera validez. En cuanto a los personajes que lo conforman, no tengo mucho de qué hablar. Simplemente, como ciudadano, no conozco a la mayoría de ellos y por ello no me garantizan ni generan confianza o certeza. En cuanto a las organizaciones sociales que conformandicho consejo, tengo una percepción mucho más clara. Muchas de ellas me recuerdan marchas, plantones, enfrentamientos, encono e inconformidad. Otras cuantas me recuerdan corporaciones, “argüenderas”, que viven de eso, del “arguende” para negociar recursos o proyectos que mantengan a sus agremiados en “pie de lucha” dirían ellos. Tampoco me generan confianza o certeza. Puedes consultarlas, si no se vuelve a caer el sitio web de la plataforma, en www.mexicodecide.com.mx . Cuando estaba terminando esta columna, seguía sin funcionar. “Se cayó el sistema”, hubieran dicho.
Hasta aquí mi explicación de la poca certeza que garantiza el mecanismo.
Lo relevante del tema viene ahora;
Por un lado, es despreciable que un gobierno tome decisiones a partir del sentir de las masas. Aún más grave cuando se trata de decisiones que impactan a tantas personas, a tan largo plazo. Que impactan la imagen y logística de todo un país. Todavía más grave aún, tratándose de un tema tan técnico, del que el 99.99% de este país no tenemos ni idea, ni deberíamos de tenerla. Opinar sobre mantener la construcción actual del aeropuerto o de cambiarla, será una opinión emitida por la mayoría tan poco fundamentada como si mañana nos preguntaransobre la trayectoria que debería de seguir un cohete a la luna. No tenemos ni idea, ni deberíamos de tenerla. Es decir técnicamente no deberíamos de opinar.
Ahora bien, si las decisiones del próximo gobierno se tomarán a partir del sentir y no a partir de la fundamentación técnica o económica, podríamos empezar a tener consultas realmente irrisorias, totalmente inadecuadas o con resultados devastadores para el país. Ejemplo; Si a todos los mexicanos mañana nos preguntaran si deseamos bajar los impuestos, la respuesta popular sin duda sería más que abrumadora. Estoy seguro que todos los ciudadanos quisiéramos que bajaran los impuestos, sin embargo, el sentir de las masas no siempre es lo indicado para mantener el bienestar, inclusive el bienestar de las mismas masas.
Por otro lado, es también deplorable que un gobierno se arrope en las enaguas de las decisiones populares para dirigir sus acciones. Las decisiones de estado tienen consecuencias y en muchas ocasiones la poca popularidad pero mucha responsabilidad de estas decisiones, son el primer desgaste de los buenos gobiernos. Hay una gran distancia entre un estadista con aprecio popular y un populista con la facultad de gobernar. Con acciones como esta consulta, el electo se inclina más a ser un populista con la facultad de gobernar.
Por último, la valuación económica del cambio se calcula de grandes dimensiones, no solo de manera directa, sino también de manera indirecta con losefectos colaterales que provocará. Se habla de una perdida cercana o mayor a los $200,000 mdp. Se habla de inflación. Se habla de devaluación del peso. Se habla de una muy mala señal a la inversión extranjera. Se habla de muchos efectos colaterales. Se habla de que cambiar el aeropuerto de sede no solo implicaría la pérdida económica de la suspensión del actual proyecto y de la construcción del nuevo, sino de una serie de obras aledañas o complementarias que se exigirían para eficientar la movilidad y logística entre aeropuertos. Dicho sea de paso, los traslados serian en una de las zonas conurbadas más peligrosas, densamente pobladas y con mayores dificultades de tráfico de la CDMX, por lo que en la integridad el costo será mayor.
Pero esto tampoco debemos de saberlo los ciudadanos comunes y corrientes como usted y yo. Esto debiera de suponer un largo periodo de investigación y cálculos para tomar la decisión económica más informada y no basada en el sentir de la población.
Al parecer la única motivación económica para mover la sede es el cambio de rumbo y de patrón de los moches que surgirán de la obra, no encuentro otra lógica. Si la razón económica fuera otra, el estado actual de la obra y las facultades que tendrá el nuevo gobierno permitirán en todo momento endurecer las acciones de auditoria y supervisión, para en todo caso generar esos ahorros y/o mejores obras para el buen funcionamiento del NAIM, ¿no creen?. O bien, si lo hecho hasta el momento presenta anomalías y/o desvío de recursos, también habrá tiempo y condiciones de sobra para demostrarlo.
En fin, desde todos los ángulos percibo esta consulta como un gran error y sobre todo un parte aguas en la forma en la que se tomarán las decisiones de este país. Ojala me equivoque.
SI YO FUERA TÚ, de ninguna manera participaría en dicha consulta. Con los antecedentes del mecanismo, las motivaciones del mismo y la sin razón económica del intento de cambio de sede, participar en ella no haría más que legitimar el capricho. Que el electo tome sus decisiones y las asuma como responsable del encargo que el pueblo mexicano acaba de encomendarle.
