¡Alto!, los niños también tienen sentimientos
Por: José Antonio Alcaraz
El tema educativo es uno de los puntos que más me apasiona, y más aún porque tengo la fortuna de compartir parte de mi vida con un niño, mi hijo al que amo con todo mi ser y quien es mi maestro de vida.
Por ello, retomo unas líneas que hace un par de años escribí en el que insisto, los niños son una de las CONSCIENCIAS ‘ANDANTES’ MAS ELEVADAS que hay en este planeta; al igual que los seres que mal llamamos “animales”, ellos son maestros de la humanidad.
Me gusta decirles a los niños “maestritos”, pues, nos enseñan a cada instante el camino de regreso a la consciencia: son auténticos, honestos, simples y ocurrentes. Ven, sienten y crean la vida desde el corazón y alimentan su alma con alegría, asombro y entusiasmo (entheos que significa “Lleva un Dios dentro).
Como adultos ‘desconectados’ y sumidos en las cosas materiales y mentales OLVIDAMOS TOTALMENTE que los niños son seres que sienten: se enojan, se entristecen, lloran y hasta hacen berrinches, emociones y sentimientos que, inconscientemente, son vistos como ANTINATURALES que se intentan corregir.
Cuando ocurra una situación así, la sugerencia es NO FRUSTRAR las emociones y sentimientos frenando el enojo, reprendiendo el berrinche o eludiendo la tristeza contentándolos, pues, les estamos enseñando y enviando UN MENSAJE EQUIVOCADO: reprimir sus emociones.
Esto causa secuelas graves en el desarrollo del ser humano, pues, si los amenazamos o castigamos antes de comprenderle, quizá haga lo que queremos, pero, de una manera MANIPULADA con la que aprenderá a tener miedo en lugar de descubrir qué le ocurre y cómo solucionarlo. Ellos están descubriendo sus emociones.
LA REPRESIÓN SE LIBERA EN LA ADOLESCENCIA
La represión de emociones la observo como si fuera una olla exprés en plena ebullición, en la que se acumula la presión de no poder hacer ni decir lo que se siente. Llega un momento en que la represión emocional hace que explote la olla.
En este caso, los niños explotan y liberan la frustración en la adolescencia, cuando se pierde o se daña la confianza en los padres que constantemente le reprimieron o regañaron durante la niñez. Los adolescentes suelen recurrir a conductas destructivas para expresar algo que no pudieron decir o hacer.
Incluso, al perder la confianza en los padres, recurren a conductas autodestructivas como el alcohol, las drogas, los cigarrillos y aquellos caminos que los limitan, con la intención de liberar la frustración, la cual arrastran y crean adultos enfermos, pues sus niños internos están heridos.
Por ello, los niños y las niñas tienen la libertad de expresar todo tipo de emociones como ira, tristeza, miedo, repugnancia hasta alegría, amor, confianza y aceptación, por mencionar algunas.
EL ORIGEN DE ‘BUSCAR CULPABLES’ EN LUGAR DE ‘SOLUCIONES’
A casi todos los niños les gusta echar la culpa de los problemas de su vida. En gran parte es porque se les ha enseñado que aceptar la responsabilidad de sí mismo tendrá resultados negativos ante sus padres.
Cambiemos esto dejando de buscar culpables y sustituyámoslo por “busquemos una solución”; esto es sumamente importante, pues, forma parte del antídoto a una sociedad que ha permanecido enferma.
Y sí, cuando somos adultos, cuando tenemos problemas, nos gusta echar la culpa a la nuestra situación actual, socioeconómica, a las malas decisiones de los gobernantes y políticos o hasta al vecino. ¿Te has dado cuenta que los niños suelen acusar a otros niños con sus padres?, hay que cambiar ese patrón formador de “buscar culpables”.
¿QUÉ HACER DESPUÉS DE QUE UN NIÑO EXPLOTE EMOCIONALMENTE?
Después de una liberación emocional o de sentimiento de los niños, cuando estén más tranquilos, como padres, tutores o maestros podemos acercarnos poniéndonos de cuclillas para estar a su nivel (y así no se sientan intimidados).
Hay que mirándolos a los ojos, escucharlos y hablarles con voz serena de esas emociones, decirles que son normales haciéndoles sugerencias de que existen otras formas de expresarlas y que son menos desgastantes.
Implementemos una disciplina firme, libre, compresiva y amorosa, eso forma el carácter y da seguridad en los pequeños. Inspiremos en ellos a que busquen soluciones a sus problemas, sea cual sea, al final les estaremos enseñando a tomar decisiones.
También, busquemos el mejor lenguaje, ejemplos e incluso preguntemos a expertos, poniendo siempre amor y paciencia. Hay que darles la oportunidad a los niños que sean libres y curiosos, que se mojen, jueguen con tierra, rompan o desordenen pues ellos están experimentando el mundo. No hay pedo si rompen algo, es más valiosa la formación.
Cuando les prohibimos les inculcamos el miedo, mejor acompañémoslos con confianza, tolerancia, respeto, cuidado y amor pues, estoy seguro que todas las experiencias con los niños nos llevan a reencontrarnos y hay que agradecerles pues en cada acción nos hacen regresar a ese estado de consciencia que hoy muchos buscan en sus vidas.
GRACIAS
