Durante la última década el Congreso local fue escenario de protestas de campesinos, confrontaciones de campaña, debates poselectorales, inconformidad por nombramientos de organismos autónomos y exigencias de reporteros por el respeto a la libertad de expresión.

El Congreso de Hidalgo, sobre todo en los últimos años, es termómetro del nivel de la política local.   

Tan solo un par de ejemplos: la imagen del entonces diputado priista Reyes Vargas Paredes, con la camisa rota, jaloneado, arrebatado del salón de plenos del Congreso por habitantes de Yolotepec, Santiago de Anaya, acusado de la venta fraudulenta de tierras.

O los diputados locales que brincaron la barda, en la noche, como bandidos, para votar la reforma constitucional en materia energética. Otro legislador tuvo que disfrazarse de técnico de Radio y Televisión de Hidalgo para que los simpatizantes de Morena, inconformes con la aprobación, no lo detuvieran. Incluso, uno de sus compañeros llegó con aliento alcóholico.

Desde 2013 data la confrontación entre priistas y el partido que fundó Andrés Manuel López Obrador pero recrudeció en la recta final de la pasada Legislatura.

Se agravó cuando los diputados aprobaron, en una sede alterna, una reforma para convertir en rotativa la presidencia de la Junta de Gobierno, luego de las protestas de simpatizantes de Morena y la presencia de granadores que rociaron gas lacrimógeno contra los manifestantes.

El último episodio fue protagonizado por el diputado tricolor Julio Valera, cuando acudieron un centenar de priistas al Congreso local para protestar contra la lectura de un acuerdo que reconocía a Humberto Veras Godoy como presidente de la Junta de Gobierno.

Lo que pasó, fue grabado a través de las cámaras del Sistema de Radio y Televisión de Hidalgo, medio de comunicación gubernamental que, para sorpresa de muchos, dio difusión a ese incidente.

En un escena de esta transmisión se aprecia cómo Julio Valera retira el filtro del salón de plenos para que los priistas que acudieron a la sesión tomaran la tribuna, lo que dio paso a la intervención de la policía estatal con la finalidad de contener a los tricolores. 

Y después la prensa cuestionó esta acción al legislador que, nervioso, simplemente se justificó.

Con una maestría en políticas comparadas, licenciatura en relaciones públicas, derecho y especialidad en política y gestión del Desarrollo Social, Julio Valera debe disculparse ante el pleno del Poder Legislativo.

Porque anteriormente hizo alusión al llamado de reconciliación del presidente electo Andrés Manuel López Obrador y en cambio con sus actos provocó una confrontación que reventó la sesión.

Los diputados deben respeto al Poder Legislativo, independientemente de que una minoría, que tiene que aprender a ser oposición, quiere imponerse a la mayoría, la cual, también hay que decirlo, busca convertir al Congreso local en un anexo de la universidad estatal.

Una máxima de la vida, sobre todo entre gente con amplia trayectoria académica y en el servicio público: es de sabios pedir perdón cuando nos equivocamos.

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