Hace casi una década que, por la profesión que desempeño, me adentré al mundo de la política y el sistema democrático de los partidos en México. Me cuestionaba mucho ¿cómo era posible que mantuvieran ese poder y que la gente siguiera confiando en ellos, pese a que las decisiones cupulares que toman y permean a los gobernantes nos han chingado? Me resultaba insólito.
Fue también, en ese proceso, que observé el origen de esa fuerza que tienen los partidos políticos y quienes los dirigen: viene precisamente de la división de los ciudadanos, por eso se llaman “partidos” porque fragmentan, parten y nos reparten… de muchas formas.
Es el algoritmo popular de “divide y vencerás”, que se ha aplicado desde hace miles de años en las religiones, gobiernos y demás sistemas sociales y democráticos del mundo, pues al dividir al pueblo, esa elite mundial, gubernamental y política mantiene un control, imperceptible, mental, emocional y hasta energético, de los seres humanos.
Aunque a través de las diferentes posturas que se dan en los partidos se puede llegar a un consenso, son en esas pasiones y choques entre el propio pueblo por defender los ideales y postulados de un partido, las que estancan nuestra evolución y el enquistamiento de los sistemas de dominio. Pero, no contaban que hoy, muchos seres estamos conciliando esas partes para crear luz.
LA CONCILIACIÓN CREA LUZ
Esto no es ideológico, es esencial. La conciliación da el mismo fenómeno de la luz, es decir, la iluminación. Por ejemplo, para iluminar un foco se necesita apretar el ‘switch’ para unir la carga positiva con la negativa. Se da a luz a un nuevo ser cuando hombre y mujer se unen previamente y hacen el amor. Los polos no están peleados, sino se complementan para crear.
Los partidos políticos y gobiernos intentaron crear esa luminosidad o bienestar al pueblo fragmentándolo, impulsando solo un extremo. Ahora es nuestro momento, pues estamos creando una realidad distinta, LOS QUE DECIDIMOS SALIRNOS DEL HUACAL, ya que el cambio que estamos buscando nace y resuena en el corazón.
Por eso el potencial que tienen los partidos políticos en México se está debilitando, porque muchas personas, sobre todo los jóvenes que tienen almas viejas, ya no ceden su energía a este viejo y oxidado sistema. Son llamados niños índigos que están transformando desde una faceta pura, amorosa y hasta rebelde los sistemas, a los cuales también hay que agradecerles, pues son las pruebas que requerimos para evolucionar.
Hay tres máximas que están vaticinando este el fin de este viejo sistema y de muchas otras cosas, pero que traen algo nuevo: 1) “El enfermo se mejora justo antes de morir”: estamos viendo cómo se mejora la enfermedad que ya no queremos, esto, porque está justo a fenecer; 2) “La hora más oscura de la noche es justo antes de amanecer”: estamos viviendo los momentos más oscuros y crudos, aunque esa oscuridad desaparece iluminándola; 3) “Después de la tormenta llega la calma”, los zarandeos han sido fuertes y han servido para echar raíces más profundas.
Los políticos buscan siempre tener la razón en sus propuestas, es decir, que estas sean mejores que las de sus contrarios. Han olvidado que es mejor ser felices que tener la razón, hay que recordárselos pues también ellos merecen despertar. Por eso, siempre que me pregunta por qué partido simpatizo, les digo que “Partidos valemos madre, unidos somos luz”.
