Oír tus canciones favoritas puede mejorar tu entorno, y es que la música no solo es capaz de afectar tu estado de ánimo, sino que escuchar música alegre o triste puede incluso cambiar el modo en que percibes el mundo.

Sabemos que el estado de anímico y la música están estrechamente ligados, si escuchas una canción triste o feliz seguro hará que te sientas más triste o feliz, y además elegimos las canciones a escuchar dependiendo de cómo nos sentimos en ese momento. Sin embargo, se ha descubierto que tales cambios no solo afectan tus emociones, sino también tu percepción. 

En un estudio, Jacob Jolij, del Departamento de Psicología de la Universidad de Groningen, muestra que la música tiene un efecto profundo en la percepción; esto es que, mientras escuchas una canción alegre, por ejemplo, estarás predispuesto a reconocer más rostros optimistas a tu alrededor, incluso si no están ahí.

Esto se debe a procesos cerebrales complejos, en donde se compara continuamente la información que entra por nuestros órganos sensoriales con lo que sabemos sobre el mundo y nuestras experiencias. El resultado de este proceso es lo que entendemos como realidad. 

Del mismo modo, Nidhya Logerwaran y Joydeep Bhattacharya de la Universidad de Londres, demostraron cómo la música afecta la forma en que se perciben las imágenes, incluso cuando la música ha cesado.

En el experimento, los voluntarios escucharon una serie de piezas musicales clasificadas como “alegres” o “tristes” y luego veían la fotografía de una cara durante un segundo, finalmente se les pidió que evaluaran el contenido emocional del rostro.

Los investigadores encontraron que la música influía poderosamente en las evaluaciones emocionales de las caras. La música alegre hacía que las caras alegres parecieran aún más alegres y viceversa, incluso con las caras neutras. Así, pudieron demostrar que las emociones provocadas por la música se contagian fácilmente y que influyen en la percepción del contenido emocional de estímulos visuales.

Pero el motivo de este efecto es lo realmente interesante. Está claro que la mayor parte de los estímulos evocadores de emociones provienen de las caras y cuerpos de nuestros congéneres, entonces, la música resulta tan evocadora porque, a diferencia de otros sonidos, contiene elementos claramente humanos.

Nuestro sistema auditivo es capaz de interpretar los sonidos de la gente que se mueve a nuestro alrededor, este es un proceso completamente inconsciente y automático. Algunos de estos movimientos y sus sonidos asociados generan emociones positivas, mientras otros podrían asociarse rápidamente con el miedo y la ansiedad; incluso, nuestro corazón se sincroniza con el beat de las canciones, sintiéndolas agitadas o tranquilas.

En conclusión, la música ha sido creada culturalmente para sonar como un humano emocionalmente expresivo y por eso la asociamos directamente con sentimientos al tiempo que modifica la percepción de nuestro entorno.

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