Pueden venir los que quieran pero nosotros nos reservamos el derecho de admisión, dijo hace dos años Andrés Manuel López Obrador en una de tantas visitas a Pachuca.
Sin embargo, luego que ganó la elección presidencial, después de que el Instituto Nacional Electoral (INE) acusó a Morena de utilizar un fideicomiso paralelo, a López Obrador le urge desmarcarse de esos personajes que pasaron sin filtros.
En Hidalgo, ¿quiénes son esos actores políticos? Además de Gerardo Sosa Castelán, líder del grupo universidad que renunció al Partido Revolucionario Institucional (PRI) para subirse al barco de Morena, también hay nombres que podemos destacar.
Vamos, esos políticos de Hidalgo de los cuales Morena debe alejarse cuanto antes si quiere dar seriedad a un movimiento que le urge aprender a gobernar e interactuar con el poder que le cayó encima después del 1 de julio.
Por ejemplo, qué contribuye a Morena un Canek Vázquez quien evadió a los reporteros que lo cuestionaron cuando era diputado priista sobre una liquidación de 562 mil pesos que obtuvo por trabajar menos de tres meses en Fonacot.
O qué tanto aporta un legislador panista como Jorge Miguel García Vázquez, que subió a tribuna del Congreso de Hidalgo portando una camisa del equipo de futbol América.
El apoyo del dirigente Oscar Pelcastre a Alejandro Moreno Abud en una fotografía que quedó para la historia de los agravios que sufrió la oposición por parte de este grupo de ambulantes: los dos sonrientes, con las manos levantadas, en la plaza Independencia.
Al hablar de deslealtades, podemos mencionar un caso: Roxana Montealegre, quien aún en el Partido Acción Nacional (PAN) no dudó en apoyar a Antonio Mota, entonces candidato de Movimiento Ciudadano a la presidencia municipal de Pachuca.
O Ricardo Baptista, que antaño criticaba a Gerardo Sosa, derivado del proceso judicial en contra de Alfredo Rivera por escribir el libro La Sosa Nostra, y al paso de los años ahora forma parte de ese selecto grupo de académicos.
Jorge Mayorga Olvera, líder estudiantil de la universidad estatal, cuyo mérito es avalar las decisiones del patronato universitario.
Ahora bien, cómo deslindarse de esos personajes. Una vez que aportaron su cuota de votos a Morena, que borró, literalmente, al PRI del mapa político local. El futuro gobierno puede excluirlos al no confiarles responsabilidades.
Sería una buena medida que garantice confiabilidad a un gobierno que antes de iniciar ya fue puesto en duda.
