Al igual que muchos de ustedes, cada día veo que el dinero rinde menos, que todo sube de precio, en fin, muchas cosas que nos hacen sentirnos apretados. 

Yo sé que hay situaciones externas que no podemos cambiar, como no podemos pedir un aumento de sueldo de la nada, pero sí tenemos la oportunidad de conseguir otro trabajo mejor pagado, créanme que actualmente sería un golpe de suerte porque, insisto, muchos trabajos son mal pagados y también los puestos son escasos. 

Incluso la labor de las madres dedicadas al hogar ni siquiera es considerado como un trabajo, cuando es realmente pesado, difícil y un estudio revelo que si fuera pagado, sería de los mejores pagados. Reconozco la labor que ejercen las amas de casa y la aplaudo. Todo esto lo menciono para abrir un panorama de nuestra posición actual.

Les quiero platicar que hice un ejercicio para poder ahorrar o administrar mejor mi entrada económica. Me siento contenta porque he administrado mis gastos cada día, ya que por varios motivos, como no recibir la remuneración económica que deseamos, muchas veces  pensamos que no nos alcanza, o peor: en realidad no nos alcanza. 

Existen varios dichos como “la temporadas de vacas flacas” o “la cuesta de enero” que parece que ya se volvió la cuesta del año en curso y tenemos que buscar soluciones por nuestros propios medios, ya que no podemos cambiar instantáneamente las cosas exteriores que he mencionado arriba. 

Les digo que todos los dichos populares para mí tienen tanta sabiduría que vale la pena no solo pronunciarlos por costumbre sino reflexionar a cerca de ellos. Entiendo la temporada de vacas flacas, pues nos invita a tener, de acuerdo con nuestras posibilidades y gastos, un ahorro.

Yo recibí un gran consejo hace años, me dijeron que debía a aprender a vivir con la mitad de mi sueldo, ahorrando la otra parte para una emergencia, una enfermedad, etc. 

Yo sé que en la actualidad ese porcentaje es imposible para la gran mayoría de las personas pues son sustento de una familia y no hay esa oportunidad, pero quizá sí podamos ahorrar un porcentaje menor, el punto es aprender a administrarnos. 

Cuántas veces compramos cosas que no necesitamos, ya sea porque nos gustaron mucho, por los estereotipos de tener cosas de marcas, el consumismo etc, y cuando nos damos cuenta ya hasta parece que con esas cosas que compramos en exceso y por el cúmulo ya se hizo una colección personal.

Dicen que sí es posible tener todo en esta vida, pero no al mismo tiempo, entonces es cuando nos preguntamos de forma consciente si lo que queremos comprar en verdad lo necesitamos. 

No podemos vivir siendo hijos del crédito porque a veces al no llevar de manera ordenada nuestros gastos, crecen los intereses, nos comen o incluso el porcentaje mensual estimulado no lo cubre nuestro sueldo.

Normalmente no le damos el uso correcto a las cosas, no les sacamos provecho, no las desgastamos a su máxima potencia, porque tenemos tanto que ya no podemos ver tampoco la cantidad de lo que tenemos, tampoco me refiero a que andes con los zapatos rotos, por ejemplo, pero hay cosas que sí tienen reparación y el costo es menor a tener que comprar nuevas. 

No podemos vivir una vida que no podemos costearnos, porque ni siquiera disfrutaremos de las cosas sabiendo la deuda que ya adquirimos, yo te recomiendo que analices tus gastos básicos quincenales y en ellos veas cuáles puedes omitir; claro, sin que afectes la parte importante como los alimentos. Insisto: muchas veces por flojera preferimos gastar en un desayuno cuando es más económico prepararlo en casa y llevarlo con nosotros al trabajo, pero nos da pereza todo. Entonces, acción es la clave.

Hay muchas cosas sin las que podemos vivir. No necesitamos ser esclavos de la moda, tener todos los zapatos, chamarras, accesorios, de todos los colores y formas. A veces uno termina usando la misma ropa porque nos es cómoda, nos gusta y todo lo que compramos ni lo ocupamos. Cuántas veces nos escuchamos diciendo: “esto es para una ocasión especial” y menos las ocupamos, porque determinamos las ocasiones especiales como algo muy importante, cuando la ocasión especial es hoy, tener vida y salud.

No es necesario que vayas a la vanguardia en la tecnología porque esta avanza muy rápido, hay nuevos aparatos a cada rato, pero no en la misma velocidad crecen nuestros ingresos. Yo entiendo que tengamos ganas de todo pero también forja nuestro carácter no tener todo al instante.  

Un buen ejercicio es juntar, ahorrar dinero sin que afecte nuestra economía, convirtiendo aquello que necesitamos en una ilusión que conseguimos poco a poco. Pienso que si todo lo tenemos al alcance de nuestros deseos, después es más difícil que las cosas materiales nos llenen, es como los juguetes para los niños, siendo nuevos les hacen caso, un rato andan felices, pero después quieren otro juguete nuevo.

Hagamos una reflexión, somos seres humanos, llenos de cosas maravillosas, con capacidades, virtudes; lo material, las marcas, lo más costoso no nos hace importantes o no nos da más valor, lo importante es quién eres y cómo eres, al final de nuestros días solo nos vamos a llevar lo que vivimos, no nos van a enterrar con nuestras cosas materiales.

Valemos lo que tenemos en el corazón, valemos nuestras buenas acciones, valemos la bondad de nuestras almas, eso realmente es lo que nos hace importantes nos hace valiosos. No necesitas tapizarte o sobreadornarte para que la gente que amas te ame, o para sentirte importante, porque ya lo eres.

Evalúa todos tus gastos innecesarios, date cuenta de dos cosas: ¿realmente esperas ser feliz con lo que no tienes?, porque si así lo crees, de verdad cuando lo tengas tampoco serás feliz, porque la verdadera felicidad esta en lo simple, en lo pequeño, en tener una familia, amigos, en vivir cada momento de la mejor manera. 

La segunda: checa cuanto podrías ahorrar si no realizas esas compras y eso se podría convertir en un porcentaje importante. Incluso creo que teniendo la posibilidad económica de tener todo lo que materialmente deseamos, también se debería pensar en  alguna forma de ahorrar, por cualquier cosa futura.

Se vale desear muchas cosas, solo no te obsesiones en tenerlas, mejor trabájalas y constrúyelas día a día, siempre lucha, da batalla, solo ten criterio sobre lo que realmente vale la pena o necesitas.

Te recomiendo para ahorrar:

– Evaluar si en verdad lo necesitas, y si es así, según esto, ¿para que lo que necesitas?, es decir: trata de distinguir entre necesidad y deseo.

– Haz tu presupuesto mensual para que puedas identificar cuánto ganas, cuánto gastas y cuál es tu posibilidad de ahorro.

– Ten una cartera. Mucha gente se mete el dinero a los pantalones, a las chamarras y no se da cuenta si se le puede caer, incluso las monedas. Sé ordenado y guárdalo siempre que pagues algo o recibas un cambio.

– Ten un cochinito, alcancía, que no puedas abrir, podrías ir cada día, poniendo algo, incluso las moneditas que mencioné que a veces perdemos. Si tienes la posibilidad de meter cierta cantidad estipulada de manera diaria, hazlo. Solo no te engañes y andes exprimiendo al cochinito antes del plazo, muchos deciden hacerlo por un año o por seis meses.

– Practica la progresión monetaria temporal. Debes ahorrar diez pesos cada semana; es decir, si el mes tiene cuatro semanas deberás tener 40 pesos y así, sucesivamente, ya que si lo haces por un año podrías tener un ahorro de hasta 13 mil pesos.

-Invertir se considera también ahorrar, solo analiza en qué puedes y debes invertir.

Sin duda querer es poder, todo lo que nos propongamos podremos lograrlo si tenemos la convicción de querer realizar un cambio. No olvides que la meta de ahorro la fijas tú, así que yo deseo de verdad que te pueda servir esta información y te conviertas en la mejor versión de ti mismo.

ACLARACIÓN       
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo

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