El festival Vive Latino cerró su décimo novena edición con un espectacular recital de Gorillaz tras el radiante sol que azotó al foro del mismo nombre. Decir que lo de Damon Albarn y compañía nos puso la piel “chinita”, es poco.
El día comenzó al abordar un autobús que llevaba a un grupo de 35 hidalguenses al máximo festival del país, a las diez de la mañana partimos para arribar un poco más tarde de lo esperado. El tráfico y falta de lugar para estacionar el transporte retrasó nuestra llegada.
“La manzana no pasa, joven” me dijo un policía en el punto de revisión en el acceso al recinto. Esa dulce y jugosa fruta tuvo un trágico fin en una bolsa de basura para no cumplir con su objetivo de darme energía para aguantar el festival.

La primera banda que observé fue “Riesgo de Contagio”, mientras un sol quemante pegaba de lleno en mi espalda el veloz rock interpretado por la agrupación mexicana comenzaba a animar a quienes llegaron puntuales.
Di una vuelta para conocer el recinto y pasadas las dos de la tarde tocó el turno de Gondwana en el escenario Indio. Los chilenos, fieles a su sonido reggae n’ roll, animaron al público que cada vez era más numeroso.
Cuando terminó la presentación decidimos descansar un poco. La siguiente banda fueron Los Pericos, que con su alegre reggae estuvo muy cerca de abarrotar la plancha del escenario principal y gran parte de las gradas.
Mi estómago rugía y decidí que lo mejor era buscar alimento, recargué mi pulsera inteligente para comprar una pizza individual. Al terminar de comer, el grupo de amigos ejerció la democracia y votó por la banda que veríamos en seguida.

Cuca fue quien ganó las mini elecciones que preparamos en las gradas y, a medio concierto, cuando el slam comenzó a agitar al público e intentaba grabar aunque sea unas estrofas de la Señorita Cara de Pizza, fui absorbido por la multitud enloquecida. El celular voló para no volver jamás.
Intenté recuperarlo, pero sabía que era una misión imposible, o lo habían aplastado a pisotones o alguien lo recogió. Jamás iba a saberlo y más difícil iba a ser encontrar al afortunado que pudo haberlo hallado. Es desconcertante y genera impotencia el perder un celular de tal manera y tenía un sentimiento de ira que decidí desaparecer de mi cuerpo entrando al slam.
Un golpe al tipo de la playera de Gorillaz, un empujón al que cantaba con acento norteño, pausa para levantar al pelón que no soportó las embestidas y en seguida a continuar empujando personas.
La adrenalina sirvió para relajarme, aclaré mi mente y decidí que no dejaría que eso arruinara mi festival. Ya había demasiada gente en el lugar y tardamos 30 minutos en llegar al escenario AT&T para escuchar a La Banda Bastón.

Muelas de Gallo hipnotizaba a los miles que observábamos su presentación, mientras Dr. Zupreeme nos hacía bailar al ritmo de su beat. Cerraron su presentación con la famosa canción Me Gustas, que fue coreada por todos.
Regresamos a escenario principal para ver la presentación de Residente, el rapero portorriqueño que lideró a la agrupación Calle 13 escupió su lírica revolucionaria que llamaba a la unidad entre toda América Latina.
Cuando culminó la presentación y nos dirigíamos al escenario “Escena Indio” para ver el show de Fito Páez, vimos una gran multitud que se acercaba para sumarse a quienes ya estábamos donde Gorillaz se presentaría unas horas después.
Decidimos no ir y en su lugar acercarnos lo más posible al escenario, de otra manera no tendríamos un buen lugar.

Las pantallas proyectaban el concierto de La Mala Rodríguez, quien en un atuendo muy atrevido, atraía la miradas de todos. Al mismo tiempo se hacía el soundcheck para la presentación de Queens of the Stone Age.
Liderados por Josh Homme, con un espectáculo lumínico dentro de escenario, con las pantallas proyectando todo en blanco y negro y con la energía que siempre ha caracterizado el rock de la a banda estadounidense, parecía que el público estaba agotado.
Era imposible moverse de nuestro lugar, y qué lástima, me perdí la presentación de Kase. O, será para la próxima.
Entre empujones, peleas, muchos olores no gratos y todo tipo de arrimones y manoseadas, transcurrió casi una hora de espera para el momento que todos ansiaban.

Damon Albarn y todos los miembros de Gorillaz saltaron al escenario con máscaras de luchadores. El líder de la banda lo hizo con el mítico conjunto plateado de El Santo, el luchador mexicano más famoso de la historia que, por cierto, nació en nuestro estado, en Tulancingo.
La primera canción fue M1 A1, seguida de Last Living Souls, cuando Damon se cayó y esperó un rato sentado, tratando de disimular su caída para hacerla pasar por parte del show. Como si ninguno de los miles de fanáticos lo hubiera visto.
El show siguió con Saturnz Barz, de su más reciente producción, a la que siguió y “19-2000” del álbum debut, que hizo estallar al público. Todos corearon: “get the coool, get the cool shoeshine”, se enchinaba la piel. Era un fiestón, pero apenas venía lo bueno.
“You are an imposing country, your spirit is unique, I love you” (eres un país imponente, tu espíritu es único, te amo), fueron las palabras que Damon dedicó a México, solo nos quedó responder con un: We love you.
Cuando De La Soul pisó el escenario, todos sabíamos que se avecinaba una explosión musical. Feel Good INC. Hizo saltar y bailar a todos; al unísono se coreaban los conocidos “AAAAAAAJAJAJAJAJAA” del influyente músico norteamericano dentro de la pieza musical.

Parecía que todo había terminado, pero la agrupación regresó al escenario para el encore correspondiente que, por cierto, duró bastante. Hong Kong y Kids With Guns fueron interpretadas y, en seguida, para cerrar de la mejor manera, Clint Eastwood puso a cantar a todos, no cabía ni un alma.
Una presentación que rozó en la perfección nos dejó atónitos a todos, por supuesto, esperamos el regreso de Gorillaz. Siempre es grato saber que a México pueden venir artistas de esa talla que recibirán la mejor respuesta del público naci…
