Autoridades estatales y federales aseguran que trabajan por alcanzar una “solución definitiva". Foto: Carlos Suárez.
Con información de Carlos Suárez.
Guanajuato.- Desde la carretera que conecta León con San Francisco del Rincón se alcanza a ver el cerro de desechos que rompe el paisaje. No es natural: son los restos de lo que alguna vez fue la planta de Química Central de México, clausurada hace más de once años y todavía hoy una de las heridas ambientales más graves del País.
La montaña de residuos, más de 300 mil toneladas de desechos peligrosos, según estimaciones oficiales del año 2015, en gran parte sigue ahí, expuesta al sol y al viento. A simple vista parece una montaña, pero hay toneladas de cromo hexavalente, un metal pesado altamente tóxico y cancerígeno.
Francisco Martínez Vázquez, quien ha vivido más de 40 años en la comunidad de Buenavista, que pertenece a Purísima del Rincón, recordó que desde los años ochenta comenzaron los problemas con el agua, lo que incluso provocó la clausura de su pozo, siendo ahora abastecido por otro de la comunidad de La Pradera.
Francisco Martínez Vázquez. Foto: Carlos Suárez.
Aquí estaba un pozo que daba muchísima agua, pero al último, haz de cuenta que tú vaciabas el agua y salía como si fuera agua de Peñafiel, hervía, y se quedaba un poquito media blanca y ya se componía. Cuando se dio cuenta la Química de eso, mandó cerrar el pozo”, relató.
El vecino asegura que, aunque los olores de gas ya no son tan comunes, la contaminación del subsuelo persiste, pues reiteró que el agua colindante “se echó a perder”, tanto la superficial como la de los pozos profundos.
Química Central de México abrió sus puertas en 1968 con la promesa de ser un motor industrial del Bajío. Fabricaba sulfato básico de cromo y dicromato de sodio, productos usados en la industria del calzado y la curtiduría de León.
Durante décadas operó a escasos kilómetros de zonas habitadas, sin sistemas de confinamiento adecuados para los residuos. En junio de 2014, tras años de denuncias, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) clausuró la planta por violaciones graves a la ley ambiental.
Continúa limpieza
Vecinos han tenido que soportar terribles olores desde hace años. Foto: Carlos Suárez.
Cuando se produjo la clausura de Química Central en 2014, la orden fue contundente: retirar más de 300 mil toneladas de residuos peligrosos en 45 días. Pero más de una década después, toneladas de desechos permanecen ahí.
En 2015, Profepa impuso una nueva clausura total y presentó una denuncia penal ante la entonces Procuraduría General de la República (PGR). En 2018, la dependencia sancionó a la empresa con una multa superior a 33 millones de pesos, que tampoco ha derivado en la limpieza del sitio.
El expediente de 2018 detallaba que aún existen 196 mil toneladas de cromo hexavalente sin tratamiento o confinamiento adecuado. En su momento se determinó que la empresa debía retirar y enviar a tratamiento o confinamiento autorizado por la Semarnat este volumen.
Además de 300 toneladas de minerales y residuos de cromo, 40 toneladas de material de construcción impregnado con cromo, 11 mil 655 metros cúbicos (m³) de alúmina, 14 mil 091 m³ de lodos de hidróxido de cromo y 3,396 m³ de escombros contaminados generados durante la demolición de instalaciones.
Asimismo, debía presentar un programa integral de remediación de los sitios afectados, con propuestas previamente evaluadas y aprobadas por la autoridad ambiental. También se ordenó la disposición final de 172 tambos metálicos vacíos que contuvieron materiales peligrosos, los cuales deberían ser gestionados mediante una empresa autorizada para su transporte y tratamiento.
La empresa presentó propuestas de remediación que hablaban de plazos de décadas. Eran inviables. Por eso el sitio sigue bajo medidas de seguridad”, informó en su momento la Profepa.
El costo humano de la contaminación
En Buenavista, los recuerdos de los años en que la planta operaba todavía causan incomodidad, pues los vecinos aseguran que durante años tuvieron que soportar olores intensos a ácido que les impedían incluso dormir, como es el caso de Eustorgio Muñoz, quien recordó cómo era cuando la planta operaba.
Eustorgio Muñoz. Foto: Carlos Suárez.
Se venían los olores de puro ácido cuando inyectaban las pilas. Se venía y no podían ni dormir; a veces corrían mejor para dentro de la casa porque no podían ni respirar por el olor del ácido. Y ahorita, por ejemplo, que ya no está, todavía a veces llegan los olores”, aseguró.
Una de las preocupaciones de la población se centra en las pilas de tierra contaminada que aún se encuentran dentro del predio de la antigua Química, pues aseguran que cuando hay viento, el polvo se dispersa y temen que contenga restos de metales pesados como el cromo.
Carolina Muñoz. Foto: Carlos Suárez.
Dicen que hace falta quitar esas pilas de tierra, porque esas pilas también traen cromo de todo lo que se trabajó ahí y también es algo que nos está perjudicando aquí a la comunidad”, advirtió Carolina Muñoz, otra vecina.
Los pobladores reconocen que desde la clausura los gases y olores disminuyeron, pero la contaminación del subsuelo y del agua sigue siendo un problema latente. Aldo Moreno Ramírez señaló que el cierre de la planta redujo “la polvareda y los olores”, pero las lluvias siguen afectando el terreno donde permanecen los desechos.
“Fue mucha tierra. En lugar de cambiarla para otro lado, la dejaban ahí estancada y, con la lluvia, se echó a perder este pozo de aquí de Buenavista. Si no, pregúntale a la gente: el agua se ponía de color verde, muy feo”, comentó.
Autoridades en revisión… eterna
Química Central de México se mantiene como una herida ambiental abierta en el país. Foto: Carlos Suárez.
La Secretaría del Agua y Medio Ambiente del Gobierno de Guanajuato (SAMA) ha asegurado que el tema se mantiene en coordinación con el Gobierno federal.
Estamos buscando darle una solución concreta, tangible. Hay temas complejos desde lo legal y técnico, pero seguimos observando y trabajando con la Federación para dar una solución pronta”, señaló Christopher González Navarro, subsecretario de Gestión Ambiental.
A mediados de septiembre, vecinos reportaron la presencia de personal federal que realizó una breve inspección en la zona, pero no se han informado resultados ni acciones concretas derivadas de esa visita.
“Un cerro de veneno entre San Pancho y León”
El tema permanece en la agenda pública con las gestiones de la diputada federal del PAN Diana Estefanía Gutiérrez Valtierra, quien ha llevado el caso al Congreso de la Unión y ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
En marzo pasado, la legisladora presentó un punto de acuerdo para exhortar a la Fiscalía General de la República (FGR) a informar sobre las investigaciones en curso y, en su caso, ejercer acción penal contra los responsables.
Solicitó a la FGR investigar, ejercer acción penal e informar sobre el estado de las investigaciones y acciones emprendidas respecto a las posibles responsabilidades penales derivadas de la contaminación ambiental causada por Química Central de México.
Cerro de desechos generado por Química Central de México. Foto: Carlos Suárez.
La iniciativa señala que dicha empresa operó durante 36 años generando residuos peligrosos de cromo hexavalente, altamente tóxicos y cancerígenos, que han afectado el entorno y la salud pública. A pesar de clausuras, sanciones y procedimientos iniciados por la Profepa y la entonces PGR, el sitio continúa contaminado con alrededor de 300 mil toneladas de residuos peligrosos.
El punto de acuerdo busca que la FGR consigne a los responsables y rinda un informe público sobre las medidas adoptadas para la remediación del daño ambiental y la impartición de justicia, en cumplimiento de las obligaciones del Estado mexicano en materia de protección ambiental y salud pública.
La legisladora retomó el tema de la empresa Química Central, clausurada hace alrededor de 14 años por irregularidades en el manejo de residuos químicos en la zona entre San Francisco del Rincón y León. Durante una conferencia de prensa ofrecida en agosto, acompañada por el presidente del CDE del PAN, Aldo Márquez Becerra, recordó que la Profepa y la Semarnat ordenaron el cierre de la planta debido al mal tratamiento de los desechos generados por la producción de productos químicos para curtir pieles.
Hace catorce años clausuraron esta empresa por el mal tratamiento de los residuos que generaba. Desde entonces esos desechos permanecen al aire libre; lo que parece un cerro a la altura del Ecobulevar, entre San Francisco del Rincón y León, no es una formación natural, sino residuos tóxicos que dejó esta empresa al ser clausurada”, señaló.
Agregó que se han registrado casos de enfermedades graves, incluyendo cáncer, entre habitantes de la zona, y recordó que ha promovido diversos puntos de acuerdo en el Congreso para que las autoridades federales y estatales atiendan el problema.
Indicó que, en su calidad de secretaria de la Comisión de Medio Ambiente, entregó personalmente el caso a la titular de la Semarnat, Alicia Bárcena, lo que permitió generar reuniones con la Subsecretaría de Regulación Ambiental y con funcionarios del gobierno estatal.
Gutiérrez informó que ya se realizaron visitas de inspección en campo y que el seguimiento al caso se mantiene en coordinación con autoridades estatales y federales y aseguró que continuará impulsando la atención del tema como parte de su compromiso.
Desde 2014, la empresa ha interpuesto amparos, recursos administrativos y apelaciones que han frenado la ejecución de sanciones. Once años después del cierre de Química Central de México, sigue siendo un problema ambiental sin una solución definitiva.