Guanajuato.- Tras difundirse que en la región norte de Guanajuato el agua presenta niveles de arsénico y fluoruro que rebasan los parámetros de seguridad, el Gobierno del Estado aclaró que el dato de “81 pozos contaminados” corresponde a episodios registrados en la última década y que varios de ellos ya cuentan con medidas correctivas.
El 24 de agosto, el diario El Universal publicó la nota titulada “Guanajuato bebe veneno desde hace décadas”, que aborda la presencia de arsénico y fluoruro en pozos de la Cuenca Alta del Río Laja.
En respuesta, el Gobierno del Estado precisó que la presencia de contaminantes en fuentes de abastecimiento no significa necesariamente que el agua llegue en esas condiciones a los hogares, ya que muchos pozos han sido rehabilitados, clausurados o las fuentes de suministro se mezclan para cumplir con la normatividad sanitaria.
Si bien la prestación de los servicios de agua potable corresponde constitucionalmente a los Ayuntamientos y la Federación mantiene la rectoría sobre los recursos hídricos nacionales y la normatividad aplicable, el Gobierno del Estado de Guanajuato reconoce la preocupación ciudadana y asume su papel de coadyuvancia en la vigilancia sanitaria y el acompañamiento técnico y financiero a los municipios”, cita una ficha informativa enviada a AM.
Se agrega que, en los últimos años, se han impulsado acciones concretas para mitigar esta problemática. Destaca el programa “Agua de Calidad para la Gente”, mediante el cual se han instalado 24 plantas potabilizadoras en la Cuenca Alta del Río Laja, la mayoría con tecnología de ósmosis inversa, que permiten a las familias contar con agua apta para el consumo humano.
El Gobierno del Estado afirmó que se han distribuido además equipos de filtrado domiciliario y se realizan muestreos periódicos de calidad del agua en toda la entidad, notificando a los organismos operadores municipales cuando se detectan anomalías para que se apliquen medidas correctivas.
Precisó también que se capacita de manera constante a autoridades locales para atender riesgos sanitarios y que se han llevado a cabo campañas de información en comunidades con el objetivo de prevenir los efectos de la exposición prolongada a sustancias dañinas para la salud de las personas.
Adicionalmente, se han promovido medidas de tecnificación del riego agrícola para reducir la presión sobre los acuíferos y disminuir la extracción de agua subterránea, que al ser cada vez más profunda concentra mayores niveles de minerales.
Puntualizó que la Secretaría de Salud del Estado mantiene vigilancia de riesgos en coordinación con instancias federales y que, aunque no se han realizado estudios epidemiológicos específicos sobre la relación entre enfermedades y estos contaminantes, la autoridad estatal ha acompañado con acciones de prevención y atención a la población en la región.
¿Qué dice la investigación?
En la región norte de Guanajuato, el agua potable que consumen miles de familias presenta niveles de arsénico y fluoruro que rebasan los parámetros de seguridad establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la NOM-127 mexicana.
Una investigación de El Universal titulada “Guanajuato bebe veneno desde hace décadas” documentó que 81 de 117 pozos analizados en la última década superaron al menos una vez dichos límites, lo que ha provocado casos de fluorosis dental y esquelética, enfermedades renales y complicaciones óseas.
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