Comerciantes aledaños al Pípila piden presencia policiaca permanente en la zona y exigen la apertura del módulo, actualmente abandonado.
Vendedores de dulces y artesanías explican que la falta de vigilancia en las inmediaciones del monumento al Pípila ha propiciado que algunos pandilleros del Cerro del Gallo molesten a los turistas que visitan el lugar, afirman que, si bien no se han visto muchos asaltos en el día, al caer la noche aumenta el riesgo para los visitantes y vecinos de la zona.
Una vendedora de artesanías, que pidió el anonimato, comenta que en lo que va del presente año han ocurrido unos cuatro asaltos, a comercios del lugar y a transeúntes, “Hace unas semanas asaltaron a un señor en la mañana, cuando todavía no abrimos los negocios, yo lo vi pero me dio miedo y me regresé a mi casa porque luego uno ni sabe lo que le vayan a hacer”, platicó la vendedora.
Un vecino, que también vende en el Pípila, apunta que una de las preocupaciones más grandes por la inseguridad es la integridad de los estudiantes que deben trasladarse a sus escuelas por la mañana, ya que “muy temprano, como a las seis de la mañana, los camiones todavía no pasan y los muchachos luego se van caminando, se queda uno con el pendiente de que no los vayan a robar o a golpear porque luego andan por ahí “Los Pelones””.
La caseta de policía actualmente luce abandonada, al parecer es usada como sanitario por vagabundos y vándalos, también tiene cristales rotos y luce con basura al rededor.
La presencia de pandillas en el Cerro del Gallo es, a decir de vecinos y comerciantes del Pípila, un problema constante que los aqueja desde hace tiempo, debido a que por las noches los pandilleros rondan el monumento y asaltan a las personas que circulan por el lugar; la apertura de la caseta de vigilancia para los vecinos es una prioridad, ya que dicen, cuando han llamado a la Policía para que los auxilie, el tiempo que tardan las patrullas en llegar ha sido hasta de 40 minutos, espacio suficiente para que los delincuentes huyan del lugar tranquilamente.
