El embajador de Portugal en México, JoaoCaetano da Silva recibió el trofeo GUCE como homenaje póstumo a Manoel Oliveira, cineasta portugués que falleció el pasado mes de abril a la edad de 106 años; por lo que era considerado el director de cine más longevo.
“Un contador de historias infatigables, le gustaba explorar las luces y sombras del espíritu humano y cuya carrera se había iniciado casi a la par del cine mismo, debutando en las pantallas como extra”, palabras que el público escuchó durante la presentación de un video sobre su vida.
Oliveira se caracterizó por el uso de efectos especiales, su estilo pausado, con personajes profundamente malos. “Entre sus trabajos más premiados sobresalen Aniki Bóbó, La virgen madre, El extraño caso de Angélica, Francisca, La divina comedia, El convento, El valle de Abraham, entre otros.
Después de la presentación del video, el público aplaudió en memoria de uno de los cineastas portugueses más importantes del mundo.
Por su parte, Eliseo de Pablos, director del Festival, agradeció el apoyo de la Dirección de Extensión Cultural. “Cada vez vamos haciendo más pequeñas esas fronteras que nos marca el Atlántico”, le dio las gracias de manera especial a todo el equipo del Cine Club, encabezado por Montserrat Alejandri.
Enseguida recordó al cineasta Manoel Oliveira, con quien tuvo la oportunidad de convivir, en una ocasión le llamó desde Lisboa y él le dijo que aceptaba su festival y el homenaje pero que tenía que ser en la sala de su casa porque estaba recuperándose de una bronquitis. Agregó que utilizaba la palabra como un elemento importantísimo, “es difícil que alguien tenga un estilo muy parecido a él”.
Jose Antonio Valdés Peña, jefe de información de la Cineteca Nacional, platicó que desde 1994 hasta el 2012 la Muestra Internacional de Cine fue la casa de Manoel de Oliveira. “En el año 94 fue la primera vez que pudimos ver una de sus películas, era El valle de Abraham, que es una adaptación muy libre de una obra de literaria, en esta caso de Madame Bovary, con sus actores fetiches que era Luis Miguel Citra y Leonor Silveira.
“Un cineasta que pasó del cine mudo al cine sonoro, un cineasta que pasó de los 16 mm a los 35 mm y al digital, que no dependía de modas”. Su cine cada vez era más personal, sus temas eran la obsesión amorosa, la cuestión de la literatura, sobre todo de autores portugueses, “era capaz de romper todas esa barreras temporales, fue un cineasta obsesionado por la historia del hombre y la inmortalidad, el plano fijo, la teatralidad”.
Cerró con una anécdota personal, compartió con los asistentes que en el 2007 hubo un Congreso Iberoamérica de Cultura donde conoció al director, quien estaba a punto de cumplir 99 años de vida, “nadie tenía la certeza de que Manoel de Oliveira existiera, muchos creíamos que era parte de un colectivo y que habían creado el mito del cineasta centenario.
“Aparece un hombre de 1.70, muy delgado, con un bastón que utilizaba de una manera muy sutil, con unos ojos azul aguamarina que se sorprendió de ver una cineteca llena, dijo que parecía que su película la iba a ver tanta gente junta porque él nunca se hubiera imaginado un público de ese tamaño”.
“Cerramos un ciclo fenomenal de cine con la grata compañía de fantásticos cineastas como es el caso de Sofía Marqués, Tomas Baltazar que están aquí con nosotros”, dijo Mauricio Vázquez, director de Extensión Cultural. También agradeció a todos los que participaron y compartieron sus conocimientos.
Posteriormente el embajador recibió el trofeo GUCE y recitó un poema del escritor José Saramago, quien también fue parte del 5 Festival de Cine Europeo.
