Olores pestilentes tienen que soportar los habitantes de los barrios de Cata, San Clemente y San Luisito, día y noche, debido a la infinidad de descargas de drenajes domiciliarios que terminan a cielo abierto sobre el Río de Cata.
Aunque la empresa Minera de Villaseca tiene letreros donde pide mantener limpio el caudal, eso es imposible frente las decenas de descargas de drenajes en un tramo que inicia en el Barrio de Cata, sigue por San Clemente y continúa hasta San Luisito donde se emboveda el río.
En todo este tramo habitan cientos de familias, quienes exigen a las autoridades municipales y federales, poner fin a esta falta de higiene introduciendo la red de drenaje.
arrojan desechos al río
El problema se agudiza con nuevas construcciones, donde particulares echan toneladas de escombro y troncos de árboles al cauce del río, poniendo en riesgo la vida de las personas al crear un tapón al paso del agua para la próxima temporada de lluvias.
El olor nauseabundo es intolerable en zonas como San Luisito, donde pequeñas montañas de basura obstaculizan el correr del agua y generan pequeñas lagunas de aguas sucias.
Así que cuando los vecinos pasan por el lugar, tienen que taparse la nariz y pasar corriendo por el puente de concreto, ubicado un costado de la cancha de usos múltiples.
Quienes viven a diario el problema son los vecinos y personas que trabajan en estos barrios, mientras que los turistas que equivocadamente pasan por aquí se llevan una pésima imagen de la ciudad.
Rosa María Hurtado, originaria de Tarimoro, dijo que al pasar por el Barrio de San Luisito se llevó una pésima imagen de la ciudad, por los olores pestilentes y las condiciones de insalubridad en que viven algunos capitalinos.
