Con una buena dosis de comedia y reflexión se presentó en el Teatro Cervantes la puesta en escena “Cinco minutos”, dirigida y protagonizada por Juan Carlos Hernández Pichardo.
La compañía de teatro y danza “El bailar del mío cid” integrada por Mario Montesinos Bernal, Andrés Quezada Olmos y Luz Elena Espinosa Delgado mostró la historia de dos compañeros mineros que gira en torno a diversas situaciones de la vida de Carlos.
Carlos le plática a Andrés sobre sus aventuras amorosas y sus parrandas. Su amigo le dice que tiene que pensar en su pequeña familia, en su hija que está a punto de cumplir 15 años y en su esposa Wendy.
De pronto aparece el supervisor, quien le encomienda a Carlos una importante labor en la mina. Antes de irse a trabajar se van a desayunar, Mario aprovecha el momento para entregarle una carta a Carlos, es de su esposa.
Mario escucha atentamente las palabras escritas por Wendy, en la carta le habla a su esposo de aquella vez en que se conocieron, de su hija que está ensayando el vals con unos compañeros de la escuela y que una nueva personita llegará a sus vidas.
Carlos le llama a su mujer para decirle que se encuentra muy feliz y promete llamarle más tarde pues tiene que ir a trabajar. En la mina escucha una voz angelical que le dice que su tiempo en la tierra ha terminado, él no puede creer lo que acaba de escuchar, pide, súplica una segunda oportunidad.
El ángel le dice que Dios le ha permitido cinco minutos más de vida, él escribe una carta despidiéndose amorosamente de su esposa, recuerda que la escogió como compañera porque en definitiva era el amor de su vida; unos segundos después se escucha una fuerte explosión.
El supervisor manda llamar a la esposa de Carlos, él es quien le revela la triste noticia, además le da un documento en la que se entera de que su esposo era drogadicto. Ella no lo puede creer, está desarmada, desconsolada, en un momento solo se escuchan a varias voces rezar.
Wendy desahoga su pena ante el público, no da crédito a todo lo que acaba de acontecer, en un abrir y cerrar de ojos su vida cambio drásticamente a causa de un accidente. No sabe que será de ella, de su hija y de su pequeño hijo que viene en camino.
Mario entra a escena cantando una canción, despierta a Carlos, solo ha sido una pesadilla, se levanta rápidamente le dice al supervisor que le permita ir con su familia, pues no ha tenido oportunidad de convivir con ellas.
Entre aplausos el actor Juan Carlos Hernández Pichardo agradeció el apoyo del Instituto Estatal de Cultura y a Cominvi por las facilidades para presentar la obra, una reflexión sobre la labor más antigua en Guanajuato, donde muchas personas han arriesgado su vida para llevar el pan a la familia.
