“Tu eres mi hermano del alma realmente el amigo, que en todo camino y jornada está siempre conmigo. Aunque eres un hombre, aún tienes el alma de niño, aquel que me da su amistad, respeto y cariño”, de esta manera, niños, jóvenes y adultos guanajuatenses despidieron al abad Juan Rodríguez Alba.
Antes de partir a León, integrantes de la Mesa Redonda Panamérica, las niñas de la casa hogar El Buen pastor y la comunidad en general, lo sorprendieron con una fiesta de despedida en el espacio que fue su hogar durante 17 años, la Basílica Colegiata de Nuestra Señora de Guanajuato.
María Dobarganes Ramírez, embajadora de la Mesa Redonda Panamericana se encargó de organizar el evento que inició con un concierto a cargo de dos estudiantes de la Escuela de Música de la Universidad de Guanajuato.
Luego de media hora de música, el padre se tomó unas fotos y les dio la bendición a algunos feligreses. Minutos después salió del templo para escuchar a la estudiantina de Guanajuato que interpretó “De colores”, el padre se unió al coro, así como los asistentes.
Enseguida se escuchó la música y  letra de “Tierra de mis amores”, el abad se acercó a la agrupación, le pidió su guitarra a uno de los integrantes y con gusto interpretó la pieza. En un paréntesis musical  Manuel Amézquita, integrante del grupo comentó que la canción es de Jesús Elizarrarás, quien en un párrafo pide un rinconcito de la ciudad. “Mi Guanajuato yo solo quiero, un rinconcito para descansar en él”.
Las porras no se hicieron esperar, el padre brincaba y alzaba las manos cada que se unían las voces y los aplausos en su honor. La estudiantina continuó su participación con más música, y en una de tantas canciones una pequeñita lo invitó a bailar.
Posteriormente, María Dobarganes le dirigió unas palabras, recordó el acercamiento que tuvo con el sacerdote gracias a la misa de sanación. Agradeció a todos los asistentes por poner su granito de arena para llevar a cabo dicha celebración.
Gerardo Alcalá Quiroz, en nombre del gobernador del estado, Miguel Márquez Márquez, destacó  su importante labor en la comunidad guanajuatense. Dijo que no es un adiós sino un hasta luego, un hombre que ahora no solo tendrá presencia en Guanajuato sino en todo el estado.
Durante su intervención dijo: no me voy, me llevan (…) Yo al igual que Chucho quiero un rinconcito de Guanajuato.
De pronto se escucharon los acordes de “Amigo”, canción de Roberto Carlos. El padre interpretó “Por un amor”, momento en que varios conocieron su gusto por cantar. Algunas lágrimas aparecieron en el rostro de algunas personas al escuchar “Las golondrinas”.
Antes de despedirse de la comunidad se tomaron una foto en las escalinatas de la Basílica, mientras voces de todas las edades decían “el padre, el padre”. Él regaló abrazos, bendiciones y sonrisas. Mientras tomaban la foto él decía: sonrían, sonrían.

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