“Ninguna de las estrategias para ahuyentarlas funcionó”, así avaló Omar Saldaña Díaz, director de Protección al Ambiente, la poda de un pino en la escuela Centenario que dio como consecuencia la muerte de decenas de crías de garza.
Según Saldaña Díaz, se intentó correrlas “con ruido, con globos simulando sus depredadores naturales pero no hubo respuesta”, sin embargo, durante la poda el personal aseguró que no hubo un programa previo para reubicar a las aves.
Las aves se hicieron insensibles al ruido por los fuegos pirotécnicos de las fiestas patronales y el bullicio del centro, argumentó el titular, aunque los vecinos aseguran que las aves llegan en temporada y después emigran a Estados Unidos.
Sobre por qué no se consideró reubicar los nidos antes de podar, dijo que el reglamento de Protección al Ambiente “no contempla programas de reubicación de aves pero aun así estamos apegados a que se le dé la protección”.
Agregó que la poda se hizo a petición de padres de familia y los docentes de la escuela porque las heces de las aves “representan riesgo para la salud de los niños”, aunque la temporada de podar para evitar el anidamiento se debe hacer en enero, dijo.
“Se hizo hasta ahorita porque es temporada vacacional, para no afectar a los niños”. Finalmente se comprometió a proteger la vida de los animales “en la medida de lo posible” y si llegaran observaciones de la Profepa, “se van a solventar”.

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