Andrés cultiva los árboles bonsái por medio de esqueje, acodos aéreos o semilla. Foto: Alejandro García Vizcaíno

Salamanca. Andrés Gutiérrez López, ha dedicado 35 años de su vida al Arte del Bonsái, el árbol en miniatura que se cultiva en una bandeja y que simboliza armonía, equilibrio y la conexión del ser humano con la naturaleza.

Cuando Andrés concluyó su ciclo laboral y se pensionó, decidió incursionar en el arte del bonsái y encontró una forma de darle un nuevo sentido a su día a día. 

Gracias a Dios me pensioné y como me iba a jubilar muy pronto y muy joven, quise aprovechar el tiempo y aprendí el arte del bonsái. Me gusta compartir a la gente lo que he aprendido, porque a veces les dan mala información y los desaniman y mi tarea es animarlos, que vean mis ejemplares, como se cultivan y que se animen a tener uno en casa”.

Andrés cultiva los árboles bonsái por medio de esqueje, acodos aéreos o semilla, una vez que los ejemplares están desarrollados, los exhibe y pone a la venta en las fiestas patronales de Salamanca; pero en el ámbito local el mercado es reducido, la cultura del bonsái no está muy arraigada entre los salmantinos, la mayoría de sus clientes son de Querétaro, Celaya e Irapuato. 

Cada que vende un bonsái, Andrés proporciona información al cliente para que el pequeño árbol reciba un adecuado cuidado. Foto: Alejandro García Vizcaíno

En la calle Circuito Ave de Paraíso #518 de la colonia Floresta se ubica el domicilio de Andrés Gutiérrez López, ahí habilitó un taller donde se dedica a trabajar el arte del bonsái, en ese espacio disfruta el contacto con la naturaleza y se deja envolver por el simbolismo que rodea a los árboles en miniatura cultivados en bandeja. 

Es muy gratificante ver que a la gente le gusta mi trabajo y sobre todo siento una gran satisfacción ver que las plantas se desarrollan, porque gracias a Dios toda la planta que yo tocó fructifica, es muy bonita la comunión con la naturaleza y con Dios padre”.

Cada que vende un bonsái, Andrés proporciona información al cliente para que el pequeño árbol reciba un adecuado cuidado y mantenimiento, ya que a cada ejemplar le toma cariño y un especial aprecio porque comparte con ellos de 7 a 8 años antes de ponerlos a la venta. 

Dependiendo la especie, un árbol bonsái puede tener de 100 a 200 años de vida. Foto: Alejandro García Vizcaíno

Dependiendo la especie, un árbol bonsái puede tener de 100 a 200 años de vida, como el caso de los juniperus rastreros. En el arte del bonsái hay categorías categorías, al más pequeño se le conoce “shito”, el mediano es el “shonin” y el más grande es el “yamadori”.

En Atlixco, Puebla, se encuentra el Museo de Bonsái John Naka, un lugar donde se exhiben más de 400 ejemplares de bonsáis de diferentes especies y edades, algunos con más de 100 años de antigüedad. Este museo, además de ser un espacio de exhibición, también ofrece talleres y cursos para aprender sobre el arte del bonsái.

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