León, Gto. María del Carmen Vázquez Lara es pedagoga de profesión y orgullosa mamá de Renata quien se convirtió en su fuente de inspiración e impulso para decidirse a emprender un negocio que le permitiera dedicar más tiempo a su primogénita.
Carmen trabajó en la Secretaría de Educación de Guanajuato, fue directora en una escuela primaria y coordinadora del departamento de responsabilidad social en la empresa Red Ambiental, a cada uno de esos trabajos les dedicó entre dos y tres años.
Sin embargo cuando nació su hija decidió salirse de trabajar y emprender un negocio que le permitiera manejar sus propios horarios. Los inicios de la empresa fueron hace dos años y medio cuando empezó a crear juguetes didácticos para su niña.
“Desde que Renata era bebé empecé a idear cosas para ella, veía artículos en internet y decía: yo quiero eso para ella, pero aquí no había dónde comprarlos por lo que me dí a la tarea de crearlos, les tomaba fotos y los subía a mis redes.
“Así los empecé a promover ya que la gente me empezó a preguntar y a pedir y los empecé a vender , así nació hace dos años y medio Pambini”, compartió.
Agregó que Pambini es una palabra de origen Purépecha que significa acompañar y los artículos didácticos que fabrica son parte del desarrollo de cada bebé y niño mexicano.
“Empecé a promover el producto en redes sociales y aunque ya tenía un tiempo con la marca entre a estudiar un curso en ProEmpleo donde me ayudaron a darle forma al negocio, a crear la página y la tienda en línea”, dijo.
Amplía sus horizontes
La pandemia la vino a fortalecer porque las mamás tenían a todos los niños en casa: “La tecnología ha sido una palanca enorme para llegar a lugar que no pensábamos ya que de atender solo el mercado local ya estamos fuera de León, ya hacemos envíos nacionales e incluso internacionales aunque sea una vez a España, Estados Unidos y Ecuador”.
Carmen mencionó que ha sido una tarea difícil combinar las labores de mamá con la de ser empresaria sobre todo a raíz de la pandemia ya que antes llevaba a Renata a la guardería y hasta ahora la trae consigo las 24 horas.
“La niña me acompaña a todos lados a los que tengo que ir para realizar mi trabajo, al local donde vendo los productos y comprar los materiales para fabricar, donde se me ha complicado un poco es en las tiendas de proveedores que no dejan entrar niños pero para ello me coordino con mi esposo Juan Manuel Vázquez, de ahí en fuera las dos nos hemos acoplado muy bien”, expresó.
Destacó que ser emprendedora ha sido una experiencia agotadora y bonita en su vida ya que de trabajar en oficinas en instituciones y en una escuela de pronto se vio comprando material y fabricando y llevando a su niña a todos lados.
“Lo que una mamá puede hacer en una hora en su trabajo sin hijos, con hijos lo hace en tres horas porque hay que llevarlos al baño, darles de comer y atenderlos.
“No podemos retrasar el trabajo pero tampoco dejar para después las necesidades de los niños, ha sido agotador y complicado pero también una grata experiencia que sé que ni ella ni yo vamos a olvidar nunca”, aseguró.
En su labor cuenta con el apoyo de su esposo quien le ayuda a armar sus diseños entre los que se encuentran tableros didácticos, tapetes sensoriales para gateo, bolsas didácticas y tableros de grafomotricidad para que los niños aprendan a escribir y a relacionarse con números, letras y gráficos, entre otros.
