CDMX.- Investigadores del INAH han descubierto 119 cráneos de la época de Tenochtitlan, aunque anteriormente habían ya identificado 484.

Desde el 2015, los investigadores del Programa de Arqueología Urbana (PAU) del INAH localizaron los vestigios del extremo noreste del Hue Tzompantli de México-Tenochtitlan. Ahora en 2020, reporta El Universal, se da seguimiento en los trabajos de remodelación de un edificio histórico de la calle República de Guatemala 24.

Los cráneos están en una torre o muro circular de 4.7 metros de diámetro.

Raúl Barrera Rodríguez, titular del PAU, y la jefa de campo en excavación, Lorena Vázquez, afirmaron desde marzo pasado que conforme descendían en el nivel de piso para recimentar el muro que corre de norte a sur en el costado del pasillo centro del edificio, detectaron cráneos fragmentados.

Explicaron que una vez caída la ciudad de México-Tenochtitla se dio paso a la destrucción de la mayor parte de la última etapa constructiva del Hue Tzompantli (hilera o muro de cráneos). 

Los investigadores del PAU han descendido hasta 3.5 metros desde el nivel de la calle, logrando identificar tres etapas constructivas de la plataforma mexica. Los cráneos se remontan a la época del tlatoani Ahuízotl, quien gobernó Tenochtitlan entre 1486 y 1502.

El antropólogo físico encargado del análisis del material óseo, Rodrigo Bolaños, indicó que en la fachada hay cráneos de hombres, mujeres y de al menos tres niños. Detectaron modificaciones cefálicas tabulares erectas y tabulares oblicuas, entonces realizaban esta actividad como parte de sus prácticas culturales e identitarias.

Afirmaron los investigadores que el edificio era una declaración de poder y principios bélicos para los enemigos de los mexicas. Probablemente muchos de los capturados en combate fueron sacrificados como nextlahualtin (pago de deudas), buscando ser favorecidos por los dioses otorgándoles vida a cambio.

Aunque no podemos determinar cuántos de estos individuos fueron guerreros, quizá algunos eran cautivos destinados para ceremonias de sacrificio. Sí sabemos que todos fueron sacralizados, es decir, convertidos en dones para los dioses, incluso en personificaciones de las propias deidades por lo cual se les vestía y trataba como tales”, dijo el arqueólogo Barrera Rodríguez.

HLL

 

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