La Compañìa Nacional de Teatro, dirigida por Enrique Singer, a través del programa Contigo a la distancia, presentó en la Fenal Cuentos escogidos de Antón Chejov, un proyecto de lectura en vivo, que fue transmitido por medios digitales y que incluyó tres cuentos del novelista, cuentista y dramaturgo ruso, considerado uno de los pilares fundacionales del teatro contemporáneo.
Por la circunstancia de la pandemia y como un ejercicio interesante, tres actores leyeron los cuentos titulados: La obra de arte, La condecoración y La joya robada; durante la lectura cada actor interpretó con su voz a cada uno de los personajes y al narrador del cuento que les correspondió.

El representante de la Compañía Nacional de teatro comentó que decidieron recurrir a Chéjov por la similitud que sus cuentos tienen con la realidad que se vive actualmente debido a la pandemia.
Destacó que la pandemia ha llevado a las personas a vivir una circunstancia y los ha hecho hacer una introspección como la de los personajes de Chéjov que corresponden a la época de finales del siglo XIX y que son muy parecidos a los de nuestro país en aquella época de inequidad social que produjo una profunda tristeza entre sus habitantes y una indignación que llevó a las dos grandes revoluciones de ese siglo la mexicana primero y la rusa después.
Agregó que Chéjov fue médico de profesión que iba de pueblo en pueblo curando a pacientes, generalmente pobres, quienes a veces le pagaban en especie y otras no pero él escuchaba sus historias que después empezó a escribir en el periódico.

Mencionó que Chéjov es mundialmente famoso como dramaturgo y sobresalen cuatro obras que puso en el Teatro de Arte de Moscú dirigidas por Constantin Stanislavski a principios del siglo XX y que son: La Gaviota, Las tres hermanas, el Tío Vania y el Jardín de los cerezos.
Señaló que en esa época Chéjov era famoso como cuentista, aún cuando el cuento en el siglo XIX era considerado un género menor y que en sus cuentos habla de seres grises, pasivos, de los de en medio, de los que no se mueven y que hablan de la condición humana. A eso se le atribuyó su éxito, a hablar de las pequeñas mezquindades, de las envidias y de lo cotidiano.
Agregó que las lecturas de los cuentos se hicieron de acuerdo a algo que tiene que ver con la tradición teatral del siglo de oro donde existían dos grandes compañías: Las del título que tenían permiso del rey para representar en la ciudad o en la corte sus obras y la de los cómicos de la legua que tenían que estar a una legua de distancia de la ciudad, extramuros, que eran siete compañías divididas en bululú, ñaque, gangarilla, cambaleo, garnacha, bojiganga, farándula y compañía.
Bululú era un actor que representaba a todos los personajes, ya que eran dos actores y gangarilla tres o cuatro, tres hombres y una mujer, o a veces un muchacho representaba el papel de mujer.

