En su tercer libro “Las mejores vacaciones de la vida& entre otros cuentos“, José David Ibarra Torres compila 22 cuentos escritos durante el confinamiento.
Todos los días enfrentamos posibles amenazas, algunas de ellas reales, otras imaginarias. Hay situaciones normales en el trabajo, en la casa, con la familia, que malinterpretamos o exageramos, y nos pueden causar miedos u obsesiones, y las magnificamos a tal grado que se pueden convertir en sentimientos o emociones y el organismo reacciona de manera negativa”, dijo el autor.
Desde los 17 años José David Ibarra Torres escribe cuentos basados en anécdotas, experiencias, trozos de sueños, vivencias o invenciones de instantes ocurridos en algún momento de su vida.
La mente es muy poderosa y nos puede jugar una mala pasada, nos hace sentir enfermos o angustiados, o nos hace ver la luz y nos levanta de una crisis. En estos tiempos en que enfrentamos a un enemigo invisible, un virus, nos puede causar temor un rumor o una noticia alarmante, porque cualquiera nos podemos enfermar en el sitio o el momento menos pensado. Y entonces en estos momentos vivimos estresados porque hay una doble crisis, la sanitaria y la económica”, compartió.
La mayor parte de estos cuentos los escribió durante el confinamiento, y varios de ellos se refieren a crisis internas que se alimentan de situaciones estresantes, pero de las que se puede reflexionar o incluso reír, ya que no son tan graves como pareciera, sino que el miedo provoca la exageración de las mismas.

Lo peor que nos puede causar el vivir con miedo es desperdiciar nuestro tiempo de vida, que ese ya no se recupera. Claro que es necesario tomar precauciones siempre, pero como escribí en uno de los cuentos, quizá no tengamos otra oportunidad, quizá cada día es nuestro último tiempo para cambiar. Pues hay que pensar que el destino, nuestro destino, nuestro futuro, siempre es colectivo”, agregó.
Al igual que sus anteriores libros “La tercera ciudad” e “Historias y cuentos de la vida diaria” esta tercera publicación en formato digital puede adquirirse a través de una donación voluntaria al correo [email protected], ya que esta es actualmente su fuente de ingresos personal con la que apoya a su papá de 93 años.
Muchas veces nos perdemos en el tiempo, en la rutina, y cuando menos acordamos pasa un mes, pasa medio año, o un año, y seguimos enredados en esa rutina, sin tener contacto con nuestros amigos, o con nuestros familiares, sin cumplir nuestros sueños, sin divertirnos o sin reír, y nos arrastra esa misma rutina. Yo creo y sé que la vida es maravillosa, es lo más valioso que tenemos y tenemos que agradecer y luchar por ella”, finalizó.

