La psicóloga Montserrat Pacheco Cortés explica que existen diferentes trastornos depresivos los cuales si no se te atienden a tiempo, pueden provocar causas irreversibles en las personas como puede ser el suicidio. 

Son el trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo y se pueden encontrar: trastorno depresivo persistente llamado (distimia), de depresión mayor, trastorno disfórico premenstrual, inducido por una sustancia, medicamento o debido a otra afección médica y los especificados o no especificados, que quiere decir que cumplen o no con todos los criterios o características de los anteriormente mencionados”, comentó. 

Todos tienen un rasgo común que es la presencia de un ánimo triste, sentimiento de vacío o irritabilidad, acompañados de cambios somáticos y cognitivos, esto quiere decir que, ocurren cambios físicos y mentales que afectan significativamente a la capacidad funcional del individuo. 

En un trastorno depresivo mayor se caracteriza por episodios determinados de al menos dos semanas, aunque la mayoría duran más, lo que implica cambios claros en el afecto, mente y función del sistema nervioso”, explicó. 

Por esta razón, es importante diferenciar la intensidad de la emoción, ya que por ejemplo, el duelo puede llevar a un gran sufrimiento, pero no induce normalmente un episodio depresivo mayor. Cuando ocurren a la vez, los síntomas depresivos y el deterioro funcional tienden a ser más graves y el pronóstico es peor. 

Existen múltiples factores depresivos, lo importante es identificar a tiempo la sintomatología del individuo para que exista un diagnóstico y tratamiento oportuno. Al identificar cinco o más síntomas durante un periodo de dos semanas y que representan un cambio del funcionamiento previo, es de gran importancia buscar la ayuda de un profesional”, recomendó. 

Las causas de los trastornos depresivos pueden ser variables en cada persona, las más recurrentes son biológicas por modificaciones físicas en el cerebro; rasgos heredados y acontecimientos de la vida. Además, por lo regular suelen ir acompañados de la ansiedad y de dificultad en las relaciones familiares, amistosas y laborales. 

La depresión mayor se asocia a una alta mortalidad y la mayor parte de esta se debe al suicidio. Sin embargo, no es la única causa y su prevalencia es tres veces mayor en un grupo de edad entre los 18 y 29 años, que en pacientes de 60 o más”, señaló. 

Aunque el trastorno puede aparecer por primera vez a cualquier edad, la probabilidad de que inicie incrementa durante la pubertad y la incidencia tiene un pico en los 20 años de edad. Otras de las características asociadas a un aumento del riesgo de suicidio consumado son: hombres, soltería, vivir solo y tener intensos sentimientos de desesperanza.

Foto: Cortesía

Trabaja en la prevención

Preocupada y ocupada de ayudar a quienes padecen este tipo de trastorno, la psicóloga Montserrat Pacheco Cortés hace un llamado para identificar a menores y jóvenes en riesgo para que reciban un tratamiento oportuno. 

“Algunas estrategias que pueden ayudar son tomar medidas para control de estrés, aumentar la resiliencia y su autoestima; buscar ayuda de los seres cercanos, especialmente en los momentos de crisis; y acudir con un profesional que hará el diagnóstico pertinente y el tratamiento a corto o largo plazo para evitar una recaída”, mencionó.

La mayoría de los padecimientos mentales  no se ven a simple vista, pero esta salud es  importante, ya que las enfermedades físicas son la causa de las emocionales, por lo que la psicóloga está dispuesta a ayudar a sus pacientes en el progreso de su salud integral. 

“En este mes mundial para la prevención del suicidio dejo abierto mi servicio completamente gratuito. Si tú o alguien cercano está pasando por una depresión no dudes en acercarte, podemos encontrar una solución. Ni uno menos, tú me importas mucho y no estás solo”, externó. 

Quienes deseen la ayuda, pueden comunicarse al 4772748448. 

Síntomas y criterios de diagnóstico de depresión

  • Tristeza, ansiedad o sentimientos de vacío persistentes.
  • Falta de interés en las actividades diarias. 
  • Fatiga o pérdida de energía.
  • Pérdida del apetito (pérdida o aumento importante de peso). 
  • Problemas para dormir. 
  • Pérdida de la expresión emocional. 
  • Sentimientos de desesperanza, pesimismo, culpa o inutilidad.
  • Aislamiento social. 
  • Problemas para concentrarse, recordar o tomar decisiones. 
  • Irritabilidad. 
  • Problemas físicos persistentes como: jaquecas, cefaleas, problemas digestivos, dolor crónico que no responde al tratamiento.
  • Autolesiones o pensamientos, ideas o intentos de suicidas. 
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