Gran parte de la vida de Sandra Márquez ha estado dedicada a la actuación y en el Día Internacional del Actor recuerda cómo inició en este camino.
Muy joven fue a ver un monólogo y se impresionó de ver a la actriz acompañada solo de un trapecio para contar la historia.

Me enamoré en ese momento del teatro y busqué un taller, fui la única alumna y no me gustó. Cuando tenía 14 años me inscribí a la Casa de la Cultura en el taller de los sábados donde estuve como ocho años hasta que se hizo la compañía con el maestro Javier Avilés.

Luego abrieron una escuela que fue una locura en Léon donde todos queríamos estar porque incluso salían en TV Azteca y como era algo que yo quería me inscribí, mis papás no me apoyaron y me quedó claro que era algo que yo iba a tener que pagar por lo que estudiaba y trabajaba. Eso me llevó a conocer a mucha gente que estaba en el medio, no faltaba a ninguna obra y empecé a hacer teatro lo que me impulsó a pensar que podía hacer más”, platicó.
Sandra se fue a la Universidad de Guadalajara para estudiar Artes Escénicas, pero no resultó una experiencia grata; la pedagogía y los actores con los que compartió no tenían el nivel que ella esperaba por lo que regresó a León.

Cuando me fuí, el maestro Javier Avilés me dijo que quien salía ya no tenía por qué regresar y si se iban era para encontrar algo mejor, pero cuando regreso él fallece y ya no pude decirle que lo que él hacía era lo más fregón y vino una depresión, abrí mi negocio y dije no voy a volver a actuar”, platicó.
Pero la vida la sorprendió cuando en el Cine Colectivo Guanajuato se abre un taller con el actor Alonso Echánove, al que se inscribieron muchos jóvenes principiantes y Sandra no dejó pasar esta oportunidad, aprender de este personaje le dio esperanza para seguir en ese mundo.

Con él empecé a hacer cine, hicimos un cortometraje y luego trabajé como productora, directora de casting y apoyando en el Laboratorio de Cine que se hace en diciembre y mucho de ese trabajo lo hice gratis porque es algo que hasta la fecha me encanta”, compartió.
También participó en el cortometraje “Domingo” dirigido por Erika Oregel, un proyecto que define como mágico ya que todo fluyó a favor del trabajo del crew y además, fue premiado en Cannes y en el giff.

El cine me llenó más que el teatro porque el segundo es muy difícil, hay control en la participación de las mujeres y solo se toma en cuenta a los hombres guapos. En el cine no importa si estoy fea o gorda, importa interpretar un personaje y tener las ganas de hacerlos”, aseguró.
También tuvo participación en los cortometrajes “15 años” y “El buen viaje”. Hace dos años trabajó en una película con Chanco Pons que está pendiente su estreno, y actualmente la contratan para realizar algunos comerciales.
Se abrió esta plataforma de Microteatro para actuar en un espacio pequeño durante 15 minutos y tuve la oportunidad de estar un año completo, me resultó una experiencia interesante y bonita porque ese breve tiempo tienes una montaña rusa de emociones”, recordó.

A la actriz le ha resultado mantener los pies en la tierra y no quejarse, al contrario, aprovecha y disfruta las oportunidades que le dan sin importarle si no le pagan o le retribuyen poco, pues su ingreso fuerte lo obtiene de su negocio.
Nunca ha estado en mis planes ser la actriz favorita de alguien, mi plan es hacer cine en provincia que es donde se necesitan espectáculos buenos y hacer notar que el cine que se hace en Guanajuato se está premiando en muchas partes del mundo por el gran trabajo que se hace”, agregó.

Hay que felicitar al actor leonés, son más los que se están sumando, hay carreras en Artes Escénicas en varias escuelas y me parece que para quienes quieren seguir en esto tenemos que tener mucha fuerza y no desgastarnos en la fantasía, hacerlo todo profesional y no quitar el dedo del renglón”. Sandra Márquez, actriz.
