EUA.- Robert Redford, uno de los últimos grandes íconos del cine estadounidense, murió a los 89 años, dejando tras de sí una trayectoria que lo consagró como actor, director, productor y uno de los principales impulsores del cine independiente en el mundo.
Figura indiscutible de la pantalla grande durante más de cinco décadas, participó en más de 50 películas y, en 1981, alcanzó la cima como cineasta al ganar el Óscar a Mejor Director por “Ordinary People” (Gente corriente), cinta que también obtuvo el premio a Mejor Película.

Un rostro de Hollywood
Aunque aplaudido desde sus inicios por su atractivo físico, Redford solía decir que su belleza fue más un obstáculo que una ayuda.
En entrevistas, llegó a admitir que la buena fortuna de su imagen le había traído un “karma” en forma de tragedias familiares.
Nacido como Charles Robert Redford Jr. el 18 de agosto de 1936 en Santa Mónica, California, provenía de una familia humilde: su padre fue primero lechero y después contador de Standard Oil.

Rebelde en su juventud, se unió a una pandilla callejera, fue arrestado por conducir un auto con joyas robadas y, aunque consiguió una beca deportiva para la Universidad de Colorado gracias a su talento en el béisbol, fue expulsado por problemas con el alcohol.
De fracaso a leyenda
Su debut en cine llegó en 1960 con “Tall Story”, al lado de Jane Fonda. La película fracasó, pero le abrió la puerta a una amistad que perduraría toda su vida: Fonda confesó años más tarde que se enamoraba de él cada vez que coincidían en un rodaje.

La fama mundial lo alcanzó en 1969 con “Butch Cassidy and the Sundance Kid” (Dos hombres y un destino), al lado de Paul Newman. La química entre ambos actores dio origen a una de las duplas más recordadas de Hollywood. El personaje de Sundance Kid marcaría tanto su carrera que años después daría nombre a uno de sus proyectos más trascendentes: el Festival de Cine de Sundance.
El padre del cine independiente
Impulsado por sus viajes de juventud por Europa y su interés en dar voz a nuevas generaciones de cineastas, Redford cofundó en 1981 el Festival de Sundance en Park City, Utah, donde fijó su residencia.
Lo que inició como un pequeño encuentro de cine alternativo se convirtió en una de las plataformas más influyentes del cine independiente.

Gracias a ese escaparate se estrenaron filmes que después serían de culto, como Donnie Darko, El proyecto de la Bruja de Blair y Perros de reserva de Quentin Tarantino.
Con el éxito asegurado, Redford pudo elegir sus proyectos y muchos de ellos reflejaron sus convicciones políticas liberales y su visión crítica de la sociedad estadounidense.
Actor, director, activista ambiental y defensor del cine libre, Robert Redford deja un legado inmenso en la historia del séptimo arte. Su partida marca el adiós a una de las últimas leyendas vivientes de la época dorada de Hollywood.
