León, Guanajuato.- El cierre del primer día del Candelabrum Metal Fest IV ¡estuvo en llamas!
A partir de las seis de la tarde, la Velaria de la Feria se convirtió en un templo del metal donde más de cinco mil almas, no sólo de León sino de todo Guanajuato y Jalisco, se entregaron a una noche de riffs, guturales y cabeceos interminables.
El arranque vino con Eclipse, banda sueca de hard rock melódico que aportó un respiro más luminoso dentro de la jornada, con coros pegajosos y solos de guitarra que hicieron cantar a los presentes.
Después, el ambiente se tornó sombrío con los finlandeses Shape of Despair, maestros del funeral doom, que envolvieron la Velaria con atmósferas densas y lentas, perfectas para quienes disfrutan el lado más introspectivo y oscuro del metal.
El ritual continuó con Ancient Rites, banda belga pionera del black y death metal en Europa, que ya había dejado huella en ediciones pasadas del Candelabrum. Sus himnos cargados de historia y paganismo desataron la euforia de los más veteranos.
El thrash metal entró en escena con los estadounidenses Morbid Saint, considerados de culto por su brutalidad ochentera. La energía fue tal que se levantó uno de los slams más intensos de la noche.
El viaje sonoro se volvió épico con Hällas, originarios de Suecia, quienes con su “adventure rock” lleno de tintes progresivos y psicodélicos ofrecieron un momento distinto: guitarras limpias, líneas de bajo melódicas y atmósferas casi espaciales.
Uno de los momentos más esperados fue la llegada de The 3rd and the Mortal, pioneros del metal experimental noruego, quienes con su propuesta etérea y avant-garde demostraron por qué son considerados una banda de culto.
La descarga, casi final, estuvo a cargo de Repulsion, leyendas del grindcore estadounidense que prácticamente inventaron el género.
Su regreso al Candelabrum Metal Fest fue un torbellino de velocidad y crudeza, un cierre que dejó a todos exhaustos, sudorosos y felices.
La noche siguió con la señal cornuda en alto, abundancia de melenas en vuelo y un eco que confirmó lo que todos ya sabían: el Candelabrum sigue siendo el corazón del metal extremo en México.
Quienes llegaron desde la una de la tarde guardaron energía sentados en el piso, en sillas de plástico, en las carpas VIP. La mayoría, aguardando por el apersonamiento en el escenario de Covenant, banda que se especializa en Black Metal Melódico y Sinfónico, con temas líricos que abordan la oscuridad en sus primeros días y luego se inclinan hacia la astrología y la fantasía.
Su música es una mezcla de riffs agresivos, voces guturales y elementos sinfónicos que añaden una capa de complejidad a su sonido. Esa noche, tenían como meta, hacer volar la cabeza de sus fans en la Velaria.
LCCR
