León, Guanajuato.- La Velaria de la Feria vibró con la IV edición del Candelabrum Metal Fest, un encuentro donde la música extrema se mezcló con el arte y la solidaridad, confirmando a León como una de las capitales del metal en México.

Desde temprano comenzaron a llegar cientos de personas con sus mejores atuendos: chamarras de cuero, botas negras, maquillaje gótico, rostros pintados y también quienes, entre tanta oscuridad estética, cargaban con algo inesperado: bolsas de croquetas y artículos de limpieza para apoyar a la Brigada Canina. El contraste era tan sorprendente como entrañable, metaleros rudos con corazón de oro.

La música abrió camino con las presentaciones de Anticolor, Unholier, Fumes, Fossilization, Zemial, Eclipse, Shape of Despair y Ancient Rites, bandas que encendieron el escenario entre riffs pesados, atmósferas densas y una entrega total del público.

El ambiente fue de camaradería: desconocidos compartían cervezas, se abrazaban en el slam y celebraban estar reunidos en torno al género que los une.

Entre los espacios alternos, el arte también tuvo un lugar especial.

Néstor Ávalos, artista reconocido por sus ilustraciones para portadas de discos del género, exhibió 21 piezas que atraparon a los asistentes con su estética sombría y detallada, un viaje visual que acompañó la fuerza de la música. Entre las portadas de discos, estaban las de bandas como: Moonspell, Rolling Christ, vltimas, septicflehs, Exodus, BloodCross,, Dark Funeral, nazgul Rising, Valkyria.

Las causas sociales hicieron vibrar otra cuerda en el festival.
El stand de Alucca (Asociación de Lucha Contra el Cáncer en Niños) fue uno de los más visitados.

Varias metaleras se animaron a cortar su larga cabellera en vivo, conmoviendo a quienes observaban.
“Me encanta porque la gente se acerca, dona su cabello o pregunta de qué otra forma puede apoyar”, compartió su directora, Nashelly Salazar, convencida de que la empatía no tiene estética ni género musical.

Al mismo tiempo, Selene Téllez, de la Brigada Canina, recibió con sorpresa la cantidad de donativos recolectados.
“Algunos creen que los metaleros tienen cara de malos, pero aquí comprobamos que tienen un corazón enorme”. Sus palabras arrancaron aplausos y gritos de apoyo.

Para Kezhia Quintero, productor general del festival, la respuesta del público confirma que Candelabrum y León son la mancuerna perfecta.
“Nunca hemos tenido problemas, al contrario, aquí la sociedad nos ha abrazado. No nos imaginamos este festival en otra ciudad, sigue aquí y nos da gusto también contribuir a la derrama de la ciudad, en los dos días esperamos 10 mil personas, 5 mil por día, pero eso lo sabremos cuando hagamos el balance de la asistencia, pero una vez más, confirmamos que el metal en el Bajío es gustado”, resaltó.
Con una expectativa de hasta cinco mil asistentes por día, el Candelabrum IV demostró que el metal no solo es estridencia y fuerza: también es unión, sensibilidad y compromiso.

Una noche en la que riffs y corazones se alinearon en un mismo ritual. Este domingo 7 de septiembre, continuará la fiesta para todos los metaleros.

