San Miguel de Allende, Guanajuato.- Con una ovación de pie, la actriz, cantante y conductora Verónica Castro fue recibida en la conferencia magistral previa al homenaje que el Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF) le rindió como parte de la iniciativa Mujeres en el cine y la televisión. En las instalaciones del Instituto Allende, y acompañada por el escritor y cineasta Carlos Pascual, quien fungió como moderador, la diva mexicana repasó con humor, franqueza y emoción los momentos más decisivos de su carrera artística.
‘Me daba miedo entrevistarla’
Carlos Pascual confesó sentirse intimidado cuando le ofrecieron moderar esta charla. “Solo me ha aterrorizado entrevistar a dos mujeres: Cristina Pacheco y Verónica Castro”, dijo entre risas. Recordó también su experiencia trabajando con ella como guionista de “Mujeres asesinas”, y destacó su generosidad como intérprete:
Es un honor bucear en una historia como la tuya. Has pasado de largo cosas que duelen, has perdonado, porque eres un alma vieja, noble.”
Formación, televisión y comienzos
Verónica compartió que sus inicios no fueron fáciles. A los 14 años ya trabajaba, aunque su madre no quería que lo hiciera tan pronto. Estudió con buenas calificaciones y hasta fue secretaria de Pedro Vargas.
“Paco Malgesto me mandó a estudiar locución. Me enseñó a llevar un hilo, a conducir. Así fue como empecé.”
Sobre su etapa en las telenovelas, mencionó que no eran conscientes del impacto que generaban:
“No sabíamos qué tan famosas éramos. Terminábamos agotadas. Después de Los ricos también lloran, Rogelio me propuso hacer teatro. Lo hicimos, vendíamos todo, hasta sillas del camerino sacábamos. Salía con bolsas de dinero, me daba vergüenza. Me salí y ya no fue lo mismo con otra actriz.”

Realidad y ficción: experiencias de vida
Verónica habló de su primer medio desnudo en los años 70: “No me atrevía, me daban calmantes para relajarme”.
Recordó también su experiencia en Perú, donde tras un comercial fue tan bien recibida que terminó haciendo más, pero advirtió entre risas: “Uno se vuelve gandalla.”
Sobre su paso por “Mujeres asesinas”, “La Casa de las Flores” y otros proyectos recientes, fue clara: “No me gusta hacer solo voz en off. Me gusta más actuar.”
Cuando le preguntaron si se ha sentido encasillada, respondió: “No. Hice una villana que funcionó tan bien que me tuvieron que matar. Me atropelló un taxi, casi de verdad. Me mataron porque no se podía brincar a la protagonista… así tocó.”
Una mujer preparada
Siempre organizada, planeaba sus viajes con tiempo y detalló experiencias en Italia, Argentina, España.
Sobre su paso por la música, compartió cómo Armando Manzanero la impulsó: “Me preguntó si cantaba. Le dije que no, pero me sabía sus canciones. Me dijo: ‘Estás entonada, voz limpia, me la creí’. Luego me preguntaron si hacía palenques, dije que sí… y viví de eso. Asalté muchos pueblos (risas).”
También recordó que regaló su último disco a sus fans, y que llegó a cantar hasta 25 canciones en una noche.

‘No me gusta la violencia en la tele’
Verónica habló sobre el cambio en las narrativas televisivas: “Antes llorábamos por la abuelita, por el esposo. Ahora todo es balazos, testamentos. No me gusta tanta violencia, los mexicanos somos dicharacheros”.
Sobre volver a la televisión, dijo que no descarta un proyecto como “Rosa salvaje”, pero adaptado a los tiempos: “Una Rosa que salga a torear la calle, una mujer agresiva, que también hable del respeto a las personas mayores”.
Su legado, la comedia y el retiro
Al preguntarle si se haría una película de su vida, respondió: “Me encantaría. Amo la comedia. Me gusta hacer reír. Las novelas cansan, es mucho drama. Me iba a teatro o comedia para compensar”.
Sobre su rol como conductora en programas como “Mala noche… ¡no!”, reveló que hizo 400 entrevistas y que Emilio Azcárraga apostó por ella, aunque muchos creían que no podría: “Hazlo, pero no te equivoques. Cuesta dinero. Eres pobre, no te equivoques”.
Cuando recibió un Emmy Honorífico, dijo no saber que lo obtendría: “Me iba a llevar el molcajete a la alfombra roja. Ni sabía que estaba nominada. Pero los americanos sí me conocían”.
Sobre la violencia de género, Verónica compartió que evitó situaciones incómodas con astucia: “Supe torear. Me hacía la que no entendía. Algunas quizá pensaron que era tonta. Hay que irse por la derecha, no se la crean, hay que torear con inteligencia.”
‘Regresar es muy difícil’
Al final de la charla, con lágrimas contenidas, Verónica reflexionó sobre el peso de sus casi seis décadas de carrera: “Después de 58 años aquí, creo que es suficiente.”
Recibió como obsequio -realizado por un artesano de Salamanca- una réplica en miniatura del santo patrono de San Miguel, ciudad que, dijo, le tiene un cariño entrañable. Y mientras el público le ovacionaba, ella solo pidió:
Prepárense. Estudien, aprendan de un maestro, de un libro, y también latiguéense… yo lo he hecho y estoy contenta con mi vida”, expresó Verónica Castro.
LCCR
