León, Guanajuato.- Eulalio Ferrer se encuentra en las páginas del libro de las Memorias de los 200 personaje ilustres de Guanajuato; español de nacimiento, pero hijo predilecto de Guanajuato, el impacto del estado fue crucial en su vida.
Es que, durante su exilio en la Guerra Civil Española, mientras estaba con su familia encerrado en un campo de concentración en Francia, Eulalio intercambió con un soldado una cajetilla de cigarros por un libro en miniatura de la novela Don Quijote de la Mancha. Ese momento fue clave, pues tiempo después, llegó a México en un barco de españoles refugiados, donde guiado por los valores de El Quijote y Sancho Panza, trabajó como periodista, logró ser empresario, publicista y gran mecenas.

Trabajó con personajes como Cantinflas, José Alfredo Jiménez, Lola Beltrán, Agustín Lara; con Octavio Paz, Carlos Fuentes, José Chávez Morado, Olga Costa, Gabriel Flores, entre muchos otros.
Fue miembro de la Real Academia Española (RAE), la Academia Mexicana de la Lengua (AML) y de la Academia Norteamericana de la Lengua Española.

Fue ahí, donde puso en práctica su enfoque publicitario, y propuso ponerle algo de mexicanidad a la RAE, con el verbo ‘cantinflear’, utilizado por ‘El Mimo de México’ al “Hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada”.
Gracias a su pasión por el Quijote y la cercanía con el grupo de intelectuales, políticos y artistas de la época, creó una colección de arte, inspirada en personajes cervantinos.

En agradecimiento a México, decidió donarla a Guanajuato para crear el Museo Iconográfico del Quijote, ciudad que a través de Enrique Ruelas, el Teatro Universitario de la Universidad de Guanajuato y el Festival Internacional Cervantino tenían las condiciones necesarias para crear este museo.

El 6 de noviembre de 1987, Eulalio Ferrer junto con el presidente de España, Felipe González y el presidente de México, Miguel de la Madrid inauguraron el Museo Iconográfico del Quijote.
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