México.- Ya llegó a los cines la adaptación fílmica de Matteo Garrone, “Pinocho”, la cual retrata las aventuras de la marioneta de madera que se hizo real, historia original del italiano Carlo Collodi.
Es una aventura que Garrone finalmente pudo consolidar y con la estrella italiana Roberto Benigni en el papel de Gepetto.
Este Pinocho es el más fiel al libro que se haya hecho en la historia, es el Pinocho más italiano que he visto, retrata muy bien la pobreza, igual que en el cuento de hadas”.

Y para mí hacer a Gepetto fue un sueño, porque es el padre por excelencia en Italia, es el padre más conocido después de José”, compartió Benigni vía telefónica con Reforma.
“Fue un regalo que Roberto Benigni aceptara ser Gepetto”
Matteo Garrone completó al decir que para él fue un regalo trabajar con Benigni.
Fue un sueño cuando aceptó ser Gepetto. Roberto viene de una familia muy pobre de la Toscana, viene de ese mundo, eran seis o siete hermanos en un cuarto… su madre, su padre, su abuelo eran pobres”.

Pinocho habla de la pobreza, nadie puede interpretar eso mejor que Roberto”, añadió Garrone en videoentrevista por separado.
Pasa de Gomorra y Dogman a Pinocho
¿Cómo un director que ha causado polémica con películas llenas de violencia, como Gomorra y Dogman, se atreve a llevar al cine una historia infantil clásica como Pinocho?
Honestamente, creo que Gomorra y Dogman son, de alguna manera, cuentos de hadas. Gomorra habla de niños, de violencia y cómo pueden ser peligrosas las consecuencias de las malas decisiones. Eso mismo enseñó Collodi con Pinocho”.

En cierta forma, Pinocho es una historia que aparentemente es muy lejana (se escribió en 1882), pero no.
Aceptó que Pinocho es un clásico de la literatura italiana, de todo el mundo, pero es una suerte de laberinto, “te puedes perder ahí cuando haces una nueva versión”.
Sueño de la infancia
Reforma publicó que cuando el cineasta era niño, dibujó su propio storyboard sobre la marioneta mentirosa.
Aún lo conserva y lo presume cada que puede. Pero justamente quería plasmar una trama más cercana que nunca al texto.
El reto era mostrar, por ejemplo, cómo el niño es secuestrado o colgado de un árbol, pero al mismo tiempo que se mantuviera como una película que pudiera ver toda la familia.
En la historia original, Collodi quería que acabara con la escena de Pinocho colgado, pero los niños de ese tiempo no aceptaron un final triste. Así el editor convenció a Collodi de cambiarlo”.
“Es un momento oscuro, pero se suponía que iba a estar ahí, de alguna manera nos recuerda a la historia de Cristo”.
Y Garrone explicó que la parte oscura es necesaria para mostrar el riesgo de tomar malas decisiones, es una advertencia, como en todos los cuentos de hadas.
En el filme, Pinocho (Federico Ileapi) se la pasa corriendo, persiguiendo las aventuras, ya sea en el vientre de un pez gigante, en la Tierra de los Juguetes o en el Campo de los Milagros.
Conoce las incongruencias de la justicia, a cargo de un juez gorila; y sortea los engaños del Gato y el Zorro, dos malandrines aprovechados.
Esto, para el director, era importante exhibirlo en toda su crudeza, para demostrar que el texto de Collodi no ha envejecido.
Pinocho habla del ayer, pero también del hoy y del futuro… Habla del ser humano, de los arquetipos, siempre es moderno. Yo la filmé pensando en gente que estaba a mi lado, personajes que veo en cada esquina”, dijo Garrone.
Detrás del filme
Mark Coulier, dos veces ganador del Óscar por El Gran Hotel Budapest y The Iron Lady, se encargó de dar vida a Pinocho con un maquillaje prostético.
Otro ganador del Premio de la Academia, el compositor Dario Marianelli (Paddington 2) escribió la partitura original.
Los efectos visuales fueron concebidos por Rachael Penfold y su equipo en One Of Us, el estudio de efectos visuales con sede en Londres, conocido por su trabajo en El Renacido, Aladino y The Crown.
El director creció siendo admirador de la adaptación italiana de Luigi Comencini Las Aventuras de Pinocho (seis capítulos, 1972), con Nino Manfredi como Gepetto. “Era muy buena, el problema es que no sabían cómo hacer una marioneta, no tenían la tecnología para ello, pero en esa época no poníamos atención a esos”.
Federico Ileapi, el niño que encarna a Pinocho, se sometía todos los días del rodaje a una sesión de cuatro horas de maquillaje.
