León, Guanajuato. La Pandemia por el COVID-19 provocó que pasara de cantinero a vendedor de waffles.
Después de diez años de atender bar Américas, Roberto Segura cerró su negocio hace cuatro meses, tras volverse impagables los gastos.
A mí me acabó la pandemia, la renta y los servicios no esperaron. Estuvimos pagando, pero llegó un punto en que no pudimos”.
Esta fue la realidad del empresario, quien detalló que se volvieron incosteables con el 30% de aforo permitido.
Detalló que los pagos de servicios y la renta absorbían el 50% de sus ingresos, y que para poder costearse debía ingresar 50 mil pesos semanales, para salir “tablas”.
En el restaurante-bar de Roberto, que estaba ubicado en la carretera León-San Francisco, antes de la pandemia trabajaban ocho personas, y tenía capacidad para atender a 60 clientes.
Explicó que con los recortes del semáforo, los pagos no esperaron, y dejó de laborar en agosto de este año.
Actualmente vive en la Unión de San Antonio, en Jalisco, de dónde es originaria su esposa, lugar a donde se mudó para probar suerte en la venta de waffles. Y aunque no descartó regresar nuevamente a un bar, de momento lo ve lejano.
De momento dijo que al menos tranquilo, ya no tiene la presión de la renta y los sueldos.
SM
