Armando Ruiz y José Huerta en la presentación de "Infierno Grande 4".. Foto: Gerardo García

Desde que comenzó a publicar la saga “Infierno Grande” en 2020, el fotógrafo y escritor leonés Armando Ruíz ha desatado pasiones y polémicas al mezclar con desparpajo historia local, provocación narrativa y una buena dosis de sátira. 

A sus 55 años, decidió contar lo que muchos callan: las oscuridades de las familias de León, los secretos entre generaciones, los chismes que no quedan registrados en los libros de historia… pero que todos conocen.

En la reciente presentación de “Infierno Grande 4” el cual cuenta con la historia “Muerte en Gran Jardín”, Ruíz estuvo acompañado por el promotor cultural José Huerta, quien escribió el prólogo de esta entrega. 

“Este cuarto libro no es tanto un misterio como una exploración de la maldad en lo cotidiano”, explicó Ruíz ante el público. 

“Es la historia de un parricida que mata a sus padres y su hermano, pero sobre todo, de lo que hay debajo de la alfombra familiar en León”.

La saga ha crecido gracias al eco con sus lectores. Ruíz recuerda con humor sus inseguridades iniciales: 

“Cuando Juan José llegó a comprar mi primer libro, pensé que lo iba a destrozar. Pero luego regresó por otro ejemplar para regalarlo. Ahí supe que algo le había gustado”. 

A lo largo de los cuatro tomos publicados, Huerta ha sido uno de sus lectores críticos más constantes, señalando la evolución del autor en estilo, provocación y estructura narrativa.

A diferencia de la novela histórica tradicional, Ruíz practica la ficción histórica: un género en el que inserta personajes inventados en contextos reales.

A diferencia de la novela histórica tradicional, Ruíz practica la ficción histórica: un género en el que inserta personajes inventados en contextos reales. Foto: Gerardo García

Como ejemplo, menciona la figura de Julián de Obregón, personaje clave de la economía leonesa, a quien le imagina una descendencia ilegítima con su ama de llaves para desarrollar una línea familiar que atraviesa la saga.

El cuarto libro también incorpora elementos de crónica de la vida cotidiana. 

“Describe lo que pasa en los santos, en las casas, las costumbres locales…Eso ayuda a entender épocas, pero también contribuye a conformar lo leonés como una identidad compleja, que mezcla clase media, secretos familiares y un humor negro muy particular”, apunta Juan José Huerta.

Ruíz no teme tocar temas incómodos 

“Hay capítulos que yo no me atrevería a leerle a mi mamá”, bromea. Las provocaciones son parte del encanto, como las infames “Olimpiadas del pito” o los monólogos íntimos de un “junior” de los años noventa, escritos con lenguaje de época y sin censura.

 No todos los lectores han reaccionado bien: “Algunos me han dicho que no pudieron leerlo por las malas palabras o las escenas sexuales. Otros me dicen que les encantó. A mí me interesa que el libro sepa a algo, que tenga sabor… como el chile del que pica”.

La saga está planeada para concluir con cinco o seis tomos. Aunque cada libro puede leerse de forma independiente, Ruíz sugiere hacerlo en orden para disfrutar del desarrollo de los personajes y de una narrativa que entrelaza generaciones, épocas y vivencias.

“León fue alguna vez la segunda ciudad más importante del país. Aquí pasó Madero, vivió Posadas… pero también aquí nacieron las historias que no se cuentan”, dice Ruíz. “Yo sólo quiero ponerles nombre, época… y picante”.

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