El Cuarteto Humboldt, conformado por integrantes de la Orquesta Filarmónica de la UNAM, emocionó al público reunido en la sala de conciertos Mateo Herrera, la noche del viernes, con su interpretación de los cuartetos de cuerda No. 14 en Do sostenido menor Op. 131, de Ludwig van Beethoven, y el No. 9 en Mi bemol mayor Op. 117, de Dmitri Shostakóvich.
Precisamente el mayor atractivo de este recital, enmarcado en la Temporada de Música de Cámara 2018 del Forum Cultural, fue el programa, porque incluyó estas dos obras escritas para cuarteto de cuerda de enorme dificultad interpretativa por varias razones.
Por mencionar algunas, la continuidad musical, pues ambos cuartetos deben ejecutarse sin interrupción alguna entre sus movimientos; la duración de ejecución, de aproximadamente 45 minutos el primero y el segundo de poco menos de 30 minutos; los cambios de tonalidad y dinámica; los pasajes virtuosos en cada instrumento y la amplia gama de emociones.
Incluso, Sebastian Kwapisz, primer violín del Cuarteto Humboldt y concertino de la Filarmónica de la UNAM, reconoció al final del concierto la enorme intensidad de esta música tanto para los intérpretes como para los oyentes. El ensamble lo completan Jesús Manuel Jiménez, segundo violín; Gerardo Sánchez, viola, y Jorge Andrés Ortiz, violonchelo.
En general, el grupo solventó las exigencias interpretativas de las dos obras del recital, aunque le faltó unidad al conjunto, pues Kwapisz, mexicano de origen polaco, sobresalió entre sus compañeros en sonido, técnica y expresividad.
Sin embargo, el talón de Aquiles fue la afinación, sobre todo en el cuarteto de Beethoven, en el que el compositor utiliza Do sostenido menor junto a otras cinco tonalidades, cromatismos y apoyaturas.
No obstante, el ensamble se comprometió a ofrecer una lectura expresiva del cuarteto Op. 131, cuidando siempre los detalles de la partitura y destacando el carácter de cada movimiento.
En el primero, los músicos realzaron cada una de las voces de la fuga, que contrastó con el rondó, más alegre.
Tras el Allegro moderato, el cuarteto deleitó con la elegancia, dulzura y melancolía del Andante ma non troppo e molto cantábile, respetando los cambios de velocidad e intensidad en las variaciones del tema; y después del ligero Presto y el lírico Adagio, interpretó con energía el movimiento final, de escritura contrapuntística.
Con una afinación más segura, el Cuarteto Humboldt ejecutó el Op. 117 de Shostakóvich, obra de naturaleza oscura y disonante. El ensamble fundado en 2009 realizó una lectura emotiva de los dos movimientos lentos, en los que sobresalieron los agudos y fraseo del primer violín; mientras que, en las dos partes más rápidas y rítmicas, los intérpretes impresionaron a los asistentes con su energía, concentración y agilidad de digitación.
Como propina, el conjunto interpretó el primer movimiento del “Cuarteto de cuerda No. 17 en Si bemol mayor”, conocido como “La caza”, de Wolfgang Amaedus Mozart, pieza que rompió el carácter abrumador del cuarteto anterior y brindó un momento de serenidad al público.
