La Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) y el pianista Norman Krieger conquistaron el Teatro Juárez, al recibir una ovación de pie, con su interpretación del “Concierto para piano número 3”, de Rachmaninov.
El viernes pasado, a las 8:30 de la noche, la OSUG ofreció el programa número dos de la segunda temporada 2017, un concierto que exploró toda la gama del color orquestal y que requirió de un número importante de músicos invitados.
La velada inició con el “Preludio del Acto I”, de la ópera “Tristán e Isolda”, del compositor alemán Richard Wagner, obra revolucionaria de la historia de la música, que marcó el comienzo del fin de la armonía tradicional y la tonalidad.
La OSUG y su director titular, Roberto Beltrán Zavala, brindaron una lectura diáfana y expresiva de esta pieza de textura contrapuntística, gracias a un equilibrado balance de las secciones, entre las que predominaron las cuerdas, y a un manejo efectivo de la tensión y distensión musical.
Después, el paseo sonoro pasó del romanticismo apasionado, al impresionismo exuberante del francés Maurice Ravel, con la “Suite número dos”, del ballet “Dafnis y Cloe”.
Esta “sinfonía coreográfica”, como la describió el propio compositor, está inspirada en el drama pastoral del novelista griego Longo, del siglo II, que narra la historia de amor entre los hermanos Dafnis y Cloe, en la isla de Lesbos.
La suite está compuesta por tres partes, que corresponden a la escena final del ballet. En la primera, “Amanecer”, en la que Dafnis busca y encuentra a Cloe, las cuerdas desplegaron un sonido sedoso en cada repetición del tema amoroso; mientras que el director, al emplear una amplia gama de matices, evocó los encantos de la naturaleza y la pasión de los jóvenes amantes.
Siguió “Pantomima”, en la cual Dafnis y Cloe dan las gracias al dios Pan. En esta parte, el flautista principal de la OSUG, Cuauhtémoc Trejo, puso de manifiesto sus virtudes como artista: dominio instrumental y musicalidad. El solista, además de ejecutar las frases, agilidades y trinos con claridad y fluidez, contó con un refuerzo de flautas eficiente.
La suite concluyó con “Danza general”, un baile que festeja el amor carnal. En esta bacanal sonora, llena de ritmo y energía, los aplausos más fuertes se los llevó la sección aumentada de percusiones, que incluyó timbales, pandereta, castañuelas, tambor, entre otros instrumentos.
Cautiva lirismo
En el mes dedicado a Sergei Rachmaninov, la OSUG continuó el programa con el “Concierto para piano número tres” de este compositor ruso, una de las obras más difíciles del repertorio por su elaborada escritura y altísimo nivel técnico.
La OSUG y el estadounidense Norman Krieger, uno de los pianistas más aclamados de su generación, entregaron una lectura correcta de esta “sinfonía para piano”, que cautivó a los asistentes por el lirismo de su música.
Desde las primeras notas del “Allegro ma non tanto”, el solista invitado exhibió un toque suave y una técnica sólida para abordar los pasajes densos, aunque hubieran sido deseables un fraseo más claro, un sonido más brillante y unos tempos más ágiles.
No obstante, la articulación del pianista fue impecable en las partes lentas y melancólicas, y tanto el clímax del desarrollo como la cadenza de este movimiento tuvieron la intensidad suficiente para emocionar.
Luego, Krieger tocó las variaciones del “Intermezzo”, el segundo movimiento, con sus cambios de tempo y matices. De esta forma, el pianista transmitió un abanico de emociones, la mayoría de ellas, de tristeza y pasión.
Si bien se hubiera esperado una ejecución más rápida del tema principal del “Finale”, de carácter rítmico, el pianista subrayó el romanticismo de algunas melodías del desarrollo y la coda.
Por su parte, Beltrán Zavala no sólo cuidó el balance y el diálogo entre la orquesta y el pianista, sino que destacó las texturas de la obra.
Tras los últimos acordes del último movimiento, el público se puso de pie para aplaudir a la OSUG y a Krieger, quien, como “encore”, ejecutó el “Nocturno número 1”, del compositor polaco Frederic Chopin, pieza con la que reiteró su refinamiento musical.
