Ya pasaron dos años desde que se dio a conocer el primer caso de COVID-19 en la ciudad de Wuhan China, para que después se esparciera por todo el mundo y dejándonos lejos de lo que conociamos como normalidad, pero, ¿Tuviste COVID-19, te recuperaste favorablemente, pero tienes la impresión de que a partir de esa infección ya nada es igual con tu digestión? Es probable que la SARS-CoV-2 haya modificado tu microbiota intestinal.
Hoy se sabe que personas que han sido infectadas con el SARS-CoV-2 pueden experimentar problemas de salud continuos, que pueden tener una duración de semanas, meses o incluso años.
Esta persistencia de síntomas y malestares han sido nombradas por los especialistas como “COVID prolongado”. No debe confundirse con la infección crónica de más de 14 días que experimentan algunos pacientes. El COVID prolongado puede presentarse no importando si el paciente cursó con una COVID-19 asintomática, leve o severa.
Dentro de los síntomas más frecuentes que las personas con COVID prolongado presentan, se encuentran aquellos relacionados con la afección de algunos sistemas importantes en nuestro cuerpo como el sistema nervioso, el sistema respiratorio, y el sistema gastrointestinal.
En lo que respecta a las secuelas gastrointestinales, estas suelen ser uno de los problemas más comunes por lo que los pacientes regresan a consulta con el especialista.
Algunos reportes recientes mencionan que alrededor de un 43.8 por ciento de los pacientes con COVID prolongado tenían síntomas gastrointestinales de nueva aparición entre los 3 y 6 meses después de presentar la COVID-19 .
Las manifestaciones clínicas pueden variar de persona a persona, sin embargo, entre las más comunes se encuentra la pérdida del apetito, náuseas o reflujo gástrico, episodios frecuentes de diarrea, distensión abdominal y periodos de vómito.
Una de las posibles explicaciones a estos fenómenos es la evidencia que sugiere que la microbiota intestinal de las personas infectadas con COVID-19 se altera dramáticamente.
¿Qué es la Microbiota intestinal?
La microbiota intestinal es la comunidad de microorganismos vivos, principalmente bacterias, que habitan una amplia variedad de áreas de nuestro cuerpo incluidos el tracto gastrointestinal (principalmente intestinos).
La importancia de la microbiota reside en su participación en múltiples funciones biológicas que ayudan en el correcto funcionamiento de nuestro organismo.
Una microbiota sana, denominada eubiosis, contribuye a la proliferación y diferenciación del epitelio intestinal, así como el desarrollo y modulación del sistema inmunológico, ayuda a prevenir la invasión de agentes infecciosos o el sobrecrecimiento de especies residentes con potencial patógeno.
¿Cómo afecta el COVID prolongado a la Microbiota intestinal?
Particularmente en la infección por COVID-19, se ha observado cambios en la microbiota, en donde las bacterias que contribuyen a la eubiosis disminuyen en número, permitiendo el aumento de patógenos oportunistas.
La disbiosis de la microbiota persiste incluso después de haberse eliminado la infección por SARS-CoV-2; las circunstancias para el desarrollo de COVID prolongado no son claras, pero se cree que las disbiosis de la microbiota tiene un papel principal.
Los síntomas gastrointestinales como pérdida del apetito, náuseas o reflujo gástrico, episodios frecuentes de diarrea, distensión abdominal y periodos de vómito se puede deber a la disbiosis de la microbiota, la cual puede deberse al daño que la infección por SARS-CoV-2.
Esto provoca a las células epiteliales de la mucosa gástrica y la destrucción de las uniones estrechas en las células del intestino, lo que permite la circulación de microorganismos que pueden causar inflamación sistémica e infección.
Por otra parte, el manejo empírico de pacientes con antibióticos de amplio espectro ha mostrado efectos negativos en la diversidad de la microbiota intestinal.
La buena noticia es, que a pesar que la COVID-19 puede alterar nuestra microbiota, los investigadores y proveedores de salud cada vez descubren más formas de restaurar la eubiosis y terminar con los síntomas desagradables ocasionados por la infección y quizás un día no muy lejano, al conocer detalladamente cómo interactuamos con nuestra microbiota, podamos incluso prevenir el COVID prolongado.
