Cuando yo era niño y vivía muy cerca de aquí, un hombre ya mayor visitaba nuestra casa, subía fatigosamente la escalera, pedía pasar al comedor y permanecía por espacio de 10 minutos observando una pintura.
Cuando yo era niño y vivía muy cerca de aquí, un hombre ya mayor visitaba nuestra casa, subía fatigosamente la escalera, pedía pasar al comedor y permanecía por espacio de 10 minutos observando una pintura.