Pide al gobierno garantizar la seguridad en estos eventos.. Foto: Archivo AM.

Irapuato, Guanajuato.- “No tenemos capacidad económica”, afirmó el Obispo de Irapuato, Enrique Díaz Díaz, al referirse a la imposibilidad de contratar seguridad privada para las fiestas patronales, aunque subrayó que la responsabilidad de garantizar la seguridad corresponde a los gobiernos.

La kermés parroquial es algo muy pequeño. Entendemos este deseo de tener mayor seguridad, pero eso corresponde a la autoridad, que es quien debe garantizarla a toda la ciudadanía”, reiteró el jerarca católico.

El pasado 26 de julio, durante la celebración de Santa Ana en el barrio homónimo de Irapuato, los feligreses fueron informados de la cancelación de la fiesta patronal, por primera vez en 60 años.

La decisión se tomó luego de que, ese mismo día, el Gobierno de Irapuato notificó al párroco Carlos Espinoza que el evento requería contratar seguridad privada, y que, en caso de solicitar elementos de la Policía Municipal, el costo sería de 18 a 21 mil pesos por 10 elementos, monto con el que no contaba la iglesia de Santa Anita.

En determinado momento se pensó pedir seguridad a las parroquias, pero lo que corresponde directamente a la parroquia son fiestas relativamente pequeñas. Los juegos, el comercio, los permisos, no dependen de nosotros, sino de otras autoridades. Realmente no tenemos esa capacidad”, explicó el Obispo.

Díaz Díaz indicó que, aunque se comprende la intención de garantizar seguridad en eventos masivos, la Iglesia no puede asumir la contratación de un servicio que requiere entre 20 y hasta 40 elementos por celebración.

Agregó que muchas de las actividades relacionadas con estas fiestas, como los juegos mecánicos y los puestos de comercio, no son organizadas ni supervisadas por los templos, lo que complica aún más su operación.

Aunque la celebración en Santa Anita fue suspendida, el Obispo destacó que en otras parroquias, como Esquipulas, en la comunidad de Arandas, las fiestas se llevaron a cabo sin contratiempos gracias a que el municipio se encargó de la seguridad.

Finalmente, el líder de la diócesis propuso abrir un canal de diálogo entre las autoridades civiles y la Iglesia para construir una solución que no afecte la participación comunitaria ni las tradiciones religiosas.

AAK

 

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